En la primera reunión de los jefes de las fuerzas armadas de Irán, Siria e Irak el lunes 18 de marzo en Damasco, se decidió lanzar una operación conjunta para reabrir la frontera entre Siria e Irak. También se determinó el volumen de la asistencia militar y económica iraní del próximo año al régimen de Assad.
La cumbre militar tripartita se organizó durante el viaje sorpresa de Bashar Assad a Teherán el 25 de febrero en su audiencia con el líder supremo ayatolá Ali Khamenei. Fue un tema en una larga lista de decisiones que los dos líderes tomaron sobre asuntos militares, económicos y estratégicos que inevitablemente llevarán a Irán y Siria a enfrentar a Estados Unidos e Israel en un choque de armas. A los tres jefes del ejército se les encomendó la implementación de esas decisiones. Con este fin, el mayor general de Irán, Mohammad Hossein Bagheri, el general de Siria Ali Abdullah Ayoub y el teniente general de Irak Othman al-Ghanimi se reunieron el lunes.
Poco antes, el régimen de Assad emitió una declaración en la que exigía que las fuerzas estadounidenses se retiraran de Siria. Se suponía que esta era una de las principales decisiones de los tres generales, que era volver a abrir la frontera sirio-iraquí de 615 kilómetros de largo a la libre circulación de mercancías y personas por primera vez después de cinco años de cierre. A cada uno de los tres ejércitos se le dio un papel especial en la operación.
Con esta operación, Irán espera, una vez que la presencia rusa y estadounidense se haya ido, comenzar a construir su tan codiciado corredor terrestre para vincular el Golfo Pérsico con el Mediterráneo a través de Irak y Siria bajo el control de Teherán. Estados Unidos e Israel han logrado frustrar esta ambición en los últimos dos o tres años.