La reciente negativa del Consejo de Seguridad de la ONU para renovar la autorización de entrega de ayuda humanitaria desde Turquía a la región noroeste de Siria, ha puesto fin a una esencial operación de asistencia para más de cuatro millones de personas en la región controlada por los rebeldes.
Disputa en resoluciones y efectos en la ayuda humanitaria
Ninguna de las dos propuestas de resolución para autorizar nuevas entregas a través del paso fronterizo de Bab al-Hawa fueron aprobadas, con el último mandato de seis meses vencido el día previo. Pese a la apertura de otros dos pasos fronterizos por el presidente sirio, Bashar Assad, para aumentar la ayuda a las víctimas del devastador terremoto de magnitud 7,8 en febrero, las Naciones Unidas indicaron que los cruces adicionales no podrán equiparar la cantidad de ayuda enviada a través de Bab al-Hawa.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, mencionó que el cese de suministros a través de Bab al-Hawa no debería tener un efecto inmediato debido a que se habían preposicionado suministros en la región antes de la votación. Sin embargo, hizo un llamado para redoblar los esfuerzos y asegurar la entrega continua de asistencia a la región noroeste de Siria.
El terremoto y la guerra civil siria: el impacto en Idlib
En la provincia noroccidental siria de Idlib viven alrededor de 4,1 millones de personas, muchas de las cuales han sido desplazadas por los doce años de guerra civil. En esta región, cientos de miles de personas viven en asentamientos de tiendas de campaña y dependen de la ayuda que llega a través del paso fronterizo de Bab al-Hawa. Según la ONU, el terremoto causó más de 4.500 muertes en el noroeste de Siria y cerca de 855.000 personas sufrieron daños o destrucción de sus viviendas.
El papel de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU
Rusia vetó una resolución que habría extendido nueve meses la operación de la ONU a través de Bab al-Hawa, la cual contaba con el respaldo de 13 de los 15 miembros del Consejo, del Secretario General y de varias organizaciones humanitarias. Una propuesta rusa rival, que habría extendido la ayuda durante seis meses pero con requisitos adicionales, no obtuvo suficientes votos para su aprobación, solo contando con el apoyo de Rusia y China.
El embajador de la ONU, el ruso Vassily Nebenzia, aseguró que los pasos fronterizos de Bab al-Salameh y al-Rai, no mencionados en ninguna de las resoluciones, siguen funcionando. Acusó a Occidente de no ser sincero al afirmar que mantener Bab al-Hawa era crucial para millones de personas en Idlib.
Reacciones y próximos pasos
La embajadora estadounidense Linda Thomas-Greenfield anunció que, si Assad no se compromete públicamente a mantener abiertos los dos pasos más allá del 13 de agosto, se tratará el asunto en el primer punto de la agenda del consejo durante su presidencia del Consejo de Seguridad en agosto.
Ante el veto ruso a la resolución de nueve meses, Nebenzia afirmó que solo se podría salvar Bab al-Hawa si se aprobaba la propuesta rusa de seis meses. Thomas-Greenfield criticó la actitud de Rusia y afirmó que la propuesta rusa no garantizaría que la ayuda llegara a la población durante los fríos meses de invierno.
El proyecto de resolución ruso incluye lenguaje de apoyo al gobierno de Assad y ampliaría el mandato de Bab al-Hawa hasta enero de 2024. Asimismo, se refiere a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Siria, y solicita un informe especial sobre el impacto de estas medidas.