Una nueva investigación se ha centrado en el uso de misiles por parte de Turquía en el marco de sus operaciones en Siria. Se trata de misiles disparados desde drones turcos. Conflict Armament Research (CAR), organización financiada por la Unión Europea que ayuda a rastrear municiones y otros artículos en conflicto, ha realizado una importante labor a lo largo de los años documentando armas en otros países de la región.
El nuevo informe concluye que “los componentes de misiles documentados por los investigadores de CAR en el noreste de Siria muestran cómo productos comerciales fabricados en la UE han sido desviados para su uso en la producción de misiles”.
Lo que esto significa es que artículos como frenos electromagnéticos han sido enviados a Turquía y utilizados en misiles cuando estaban destinados a uso civil.
“Según la información proporcionada a CAR por el exportador comercial, los frenos electromagnéticos documentados en 10 de los 17 emplazamientos de ataque con misiles en el noreste de Siria habían sido vendidos ostensiblemente para su uso en ambulancias en Türkiye [sic]. El usuario final declaró repetidamente el uso médico previsto de los frenos de forma verbal y escrita entre 2018 y 2020. Sin embargo, como demuestran los hallazgos de CAR, los frenos se incorporaron posteriormente a misiles y se utilizaron con fines militares en el noreste de Siria”.
Este informe es importante porque es uno de los pocos ejemplos en los que se ha llevado a cabo una investigación sobre el uso de Turquía de ataques con drones en Siria. Ankara lanzó varias invasiones en Siria a partir de 2016. Estas alcanzaron su punto álgido en 2018, cuando Turquía invadió Afrin y, posteriormente, en otoño de 2019, cuando también invadió una zona llamada Serekaniya. Ankara atacó a las fuerzas kurdas y la invasión obligó a cientos de miles de kurdos y otras minorías a huir de sus hogares.
Después de la invasión de octubre de 2019, Turquía ha utilizado aviones no tripulados para atacar a personas en el este de Siria. La mayoría de estos ataques se llevan a cabo contra las Fuerzas Democráticas Sirias respaldadas por Estados Unidos, el principal grupo que lucha contra el ISIS. Ankara afirma que está luchando contra “terroristas”.
¿En qué se ha centrado el informe?
El informe CAR se centra principalmente en la cuestión de las municiones y sus componentes. El informe se basa en piezas recuperadas de misiles aparentemente disparados desde drones. El informe CAR señala que “en algunos casos, los misiles han impactado hasta 50 km en el noreste de Siria”. Además de la Comisión de Investigación de la ONU, otras fuentes no gubernamentales han identificado varios ataques contra vehículos civiles y zonas pobladas que, según los informes, causaron víctimas civiles”.
Turquía arma sus aviones no tripulados, en su mayoría de la serie Bayraktar, con el sistema de misiles MAM. Al parecer, este misil se ha exportado a varios países, entre ellos Azerbaiyán, Burkina Faso, Yibuti, Etiopía, Kazajstán, Kirguistán, Libia, Marruecos, Níger, Pakistán y Qatar. La investigación de CAR analizó piezas de misiles encontradas en todo el este de Siria, incluidas zonas cercanas a Kobane, así como una docena de ataques en los alrededores de Qamishli.

El informe incluye detalles interesantes sobre los distintos tipos de misiles MAM. Éstos tienen un alcance de entre 8 y 30 km y presentan diferentes tamaños. El misil MAM tiene aletas únicas y alas fijas y su fabricante utiliza una “configuración de dos respaldos y dos tornillos para fijar las cuatro aletas traseras”.
En algunos de los restos se ha encontrado una placa que muestra el número de lote y la fecha de producción de la munición. El informe señala que no hay pruebas de que las empresas implicadas en las exportaciones de los productos que podrían haber acabado en los misiles estuvieran implicadas en actos ilícitos.
La cuestión de las exportaciones de artículos occidentales que han acabado en cosas como misiles turcos o drones iraníes es delicada. En los últimos meses hay cada vez más pruebas de que Irán utilizó docenas de productos fabricados en Occidente en sus aviones no tripulados, que ahora se exportan a Rusia. Muchos países occidentales se centran ahora en cómo los artículos civiles acaban en las armas.
El informe de CAR encontró giroscopios en los restos del misil. Según el informe, forman parte del conjunto de sensores inerciales del misil. Fueron fabricados por una empresa estadounidense. También se encontraron placas de circuitos de una empresa china. El hallazgo más inquietante del informe es que un fabricante alemán de frenos había exportado los frenos con garantías de Turquía de que serían “utilizados en máquinas analizadoras de sangre instaladas en ambulancias”.
CAR notificó a la empresa la presencia de sus productos en misiles. La empresa hizo todo lo posible para asegurarse de que los frenos se utilizaban con fines civiles. La empresa turca que importaba los frenos firmó incluso un acuerdo de usuario final en el que afirmaba que estos artículos no se utilizarían en actividades militares ni para violar los derechos humanos.
Este descubrimiento es importante, pero probablemente no afectará al uso que Ankara hace de los misiles en aviones no tripulados, y es probable que Ankara siga pudiendo fabricar los misiles. Sin embargo, el descubrimiento muestra cómo se desviaron artículos para su uso en productos militares y arroja luz sobre la guerra de drones de Ankara en el este de Siria. No se ha prestado suficiente atención a la forma en que Turquía utiliza aviones no tripulados en Siria y cómo perjudica también a los civiles. Ahora, una pequeña punta del iceberg del papel de Ankara en el este de Siria ha salido a la luz gracias a este informe.