Más de 340 civiles, en su mayoría de la minoría alauita, fueron asesinados en Siria durante los últimos dos días por fuerzas de seguridad y grupos armados aliados, según informó Rami Abdulrahman, del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Otras fuentes sirias señalaron entre 180 y 200 bajas.
El jueves, medios estatales citaron a una fuente del Ministerio del Interior que reconoció “violaciones individuales” durante una operación del gobierno contra terroristas vinculados al derrocado régimen de Bashar al-Assad. Aseguró que se estaban tomando medidas para abordar estos hechos. Reuters no pudo verificar de manera independiente estos informes.
Las fuerzas de seguridad sirias combatieron el viernes por segundo día consecutivo a una creciente insurgencia de combatientes alauitas. Decenas de personas murieron en medio de la ofensiva del gobierno islamista, que enfrenta su mayor desafío hasta la fecha. Al menos dos docenas de hombres fueron asesinados en la ciudad alauita de Al Mukhtareyah, según el Observatorio y activistas locales, que basaron su información en contactos y material audiovisual de la zona.
El presidente interino Ahmed al-Sharaa, en su primera declaración sobre los enfrentamientos, aseguró que su gobierno perseguirá a los “remanentes” del antiguo régimen y los someterá a juicio. Afirmó que quienes ataquen a civiles responderán ante la justicia. “Llevaremos ante un tribunal justo a los restos del régimen caído. Además, restringiremos el uso de armas al Estado, evitando su proliferación en Siria”, declaró en un discurso pregrabado.
Según las autoridades, la escalada de violencia comenzó cuando grupos leales a Assad lanzaron un ataque coordinado contra las fuerzas de seguridad el jueves. Este estallido ha complicado los intentos de Sharaa por consolidar su poder, mientras su administración busca levantar sanciones estadounidenses y enfrenta amenazas en el suroeste del país, donde Israel ha advertido que impedirá cualquier despliegue de tropas de Damasco.
El noreste de Siria, rico en petróleo, sigue fuera del control gubernamental, bajo dominio de una milicia kurda respaldada por Estados Unidos. En tanto, manifestaciones a favor del gobierno se registraron el viernes en Damasco y otras ciudades.
Irán, antiguo aliado de Assad, condenó la violencia y la muerte de civiles, sin distinción de grupo o etnia.
Imágenes de Al Mukhtareyah mostraban al menos 20 cuerpos de hombres tendidos en una carretera, algunos con heridas sangrantes. Reuters verificó la ubicación del video, aunque no pudo determinar la fecha exacta ni la autoría de la filmación.
Activistas alauitas, que prefirieron el anonimato, responsabilizaron a milicias islamistas de los asesinatos. Mientras tanto, la agencia estatal SANA citó a una fuente de seguridad que reconoció “violaciones individuales” tras la llegada de multitudes desorganizadas a la zona costera, luego de los ataques contra fuerzas del gobierno. “Estamos tomando medidas para detener estos abusos”, declaró la fuente.
la guerra se intensificó el jueves cuando milicias pro-Assad atacaron patrullas de seguridad y puestos de control en Jableh y zonas cercanas, lo que desató enfrentamientos en toda la región.
Moussa al-Omar, periodista vinculado al nuevo gobierno, informó a Reuters que decenas de miles de efectivos fueron desplegados en la costa siria, logrando restablecer el orden en gran medida para la noche del viernes. Describió la ofensiva como “una advertencia a cualquiera en el sur o el este de Siria de que el Estado tiene capacidad para una resolución militar en cualquier momento, incluso mientras explora soluciones pacíficas”.
Las ciudades costeras de Tartous y Latakia entraron en toque de queda el viernes, mientras fuerzas de seguridad rastreaban sospechosos en ambas localidades y en montañas cercanas.
Desde la caída de Assad en diciembre, activistas alauitas han denunciado ataques sistemáticos contra su comunidad, particularmente en áreas rurales de Homs y Latakia. A pesar de los compromisos de Sharaa con un gobierno inclusivo, no se han registrado reuniones con líderes alauitas de alto rango, a diferencia de otros grupos minoritarios.