El presidente ruso, Vladimir Putin, conversó el lunes por teléfono con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para abordar diversos acontecimientos en Medio Oriente, entre ellos la reciente escalada de violencia sectaria en Siria y la situación del programa nuclear de Irán, según informó el Kremlin. Durante la llamada, Putin destacó la necesidad de preservar la unidad e integridad territorial de Siria.
El Kremlin indicó que la conversación se produjo tras los enfrentamientos ocurridos en la ciudad siria de Sweida, habitada mayoritariamente por drusos. Estos enfrentamientos comenzaron el 13 de julio entre combatientes drusos y tribus beduinas sunitas, y se ampliaron con la intervención de las fuerzas gubernamentales sirias en apoyo a los beduinos. Una semana después se alcanzó un alto el fuego.
La organización Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó que los enfrentamientos causaron más de 1.400 muertes, la mayoría entre la población drusa. Además, acusó a personal gubernamental de haber ejecutado a más de 250 civiles drusos. En respuesta a estos hechos, Israel efectuó ataques aéreos sobre objetivos militares en Sweida y Damasco.
Durante la conversación, Putin reiteró su posición en favor de la soberanía siria y expresó que la estabilidad política en el país requiere el respeto a “los intereses de todos los grupos étnicos y religiosos”. Según el Kremlin, Rusia mantiene su apoyo al régimen de Bashar al-Assad, quien permanece en Moscú tras haber sido derrocado. Actualmente, Rusia conserva dos bases militares en territorio sirio.
Putin también manifestó su disposición a intervenir como mediador en la guerra en torno al programa nuclear de Irán. Esta oferta se produce luego de la interrupción de las negociaciones, tras el ataque israelí contra instalaciones militares y nucleares iraníes, que derivó en una guerra de 12 días entre ambos países.
La oficina del primer ministro israelí no emitió una declaración inmediata sobre la llamada. Mientras tanto, Rusia ha mantenido una relación estratégica con Irán, especialmente en el plano militar desde el inicio de la guerra en Ucrania, pero también busca conservar sus vínculos con Israel, que alberga una amplia comunidad de origen ruso.
Por esta razón, Moscú evitó respaldar abiertamente a Irán durante los recientes ataques de Israel y Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes. En paralelo, según reportó la emisora pública israelí Kan, Israel ha sostenido conversaciones diplomáticas confidenciales con Rusia para tratar asuntos relacionados con Irán y Siria.
En junio, antes del ataque israelí contra Irán y en medio de las negociaciones nucleares con Estados Unidos, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, declaró que Moscú estaría dispuesta a extraer el uranio altamente enriquecido de Irán y transformarlo en combustible nuclear civil, como posible vía para reducir las diferencias entre Washington y Teherán.
Esta propuesta remite al rol desempeñado por Rusia durante el acuerdo nuclear de 2015, cuando facilitó la salida del uranio enriquecido de Irán en el marco del entendimiento con la administración Obama. No obstante, no se ha confirmado si el Kremlin está dispuesto a asumir nuevamente esa función en el contexto actual.