Ahmed al-Sharaa consolida poder en Siria, enfrenta retos para unificar país y reactivar economía tras 14 años de guerra civil.
Avances de Sharaa en la transición siria post-Assad
Ahmed al-Sharaa, presidente interino de Siria, ha logrado en seis meses avances significativos para estabilizar un país fracturado tras derrocar a Bashar al-Assad el 8 de diciembre de 2024. La coalición islamista liderada por Sharaa ha consolidado su autoridad, obteniendo el levantamiento de sanciones internacionales que paralizaban la economía siria. Sin embargo, enfrenta desafíos colosales: reconstruir instituciones nacionales, reactivar una economía devastada por 14 años de guerra y unificar cuatro entidades políticas con estructuras propias. Estas incluyen el gobierno central en Damasco, la autoridad rebelde en el noroeste, grupos respaldados por Turquía en el norte y la administración kurda en el noreste.
Radwan Ziadeh, director del Centro Sirio de Estudios Políticos y Estratégicos, calificó la relativa estabilidad alcanzada como “un logro significativo”. No obstante, advirtió que garantizar el éxito de la transición de cinco años será “el desafío más difícil”. La capacidad de Sharaa para mantener el orden se vio cuestionada por enfrentamientos sectarios en marzo y abril de 2025. En la costa siria, la violencia dejó más de 1.700 muertos, principalmente alauitas, la minoría de Assad. En los alrededores de Damasco, choques entre fuerzas progubernamentales y milicias drusas surgieron tras la difusión de un audio ofensivo contra el profeta Mahoma.
En respuesta a las tensiones con la comunidad drusa, Israel lanzó ataques aéreos en abril, presentándolos como una advertencia contra amenazas a esta minoría presente en Siria, Líbano e Israel. Ziadeh destacó que el trato a las minorías es “uno de los mayores desafíos internos”. Por su parte, Badran Ciya Kurd, alto funcionario de la administración kurda, abogó por evitar soluciones militares y promover una constitución inclusiva que sustente un sistema democrático.
La seguridad sigue siendo una preocupación. Secuestros, detenciones y asesinatos, atribuidos a veces a facciones aliadas al gobierno, persisten. Ataques a clubes nocturnos en Damasco han generado temores sobre restricciones a las libertades personales bajo el nuevo liderazgo islamista. Además, la promoción de seis combatientes extranjeros en el Ministerio de Defensa desató críticas internacionales, aunque una fuente siria confirmó a AFP que Damasco acordó con Estados Unidos congelar dichos ascensos.
Datos clave sobre la transición siria bajo Sharaa
- Levantamiento de sanciones: Gobiernos occidentales eliminaron restricciones, permitiendo mayor acceso a combustible y bienes.
- Economía devastada: 14 años de guerra dejaron infraestructura destruida y a la mayoría en pobreza.
- Entidades políticas: Cuatro regiones con administraciones propias dificultan la unificación nacional.
- Violencia sectaria: Enfrentamientos en 2025 dejaron miles de muertos, principalmente alauitas y drusos.
- Relación con Israel: Contactos directos buscan reducir tensiones en la frontera de los Altos del Golán.
Desafíos económicos y políticos en la nueva Siria
La economía siria, exhausta tras años de conflicto, muestra signos de mejora. La disponibilidad de combustible y bienes, incluidas frutas antes inaccesibles, ha aumentado. Sin embargo, Karam Shaar, economista, señaló que la estabilidad política es esencial para el crecimiento, pero el marco regulatorio para inversiones sigue siendo vago. Las autoridades estudian legislación para facilitar la inversión extranjera, clave para reconstruir infraestructura y fomentar el retorno de millones de refugiados, una prioridad para países vecinos y europeos.
En el ámbito político, Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, advirtió en mayo de 2025 sobre el riesgo de una “guerra civil a gran escala” si no se abordan los desafíos actuales. Neil Quilliam, de Chatham House, destacó que Sharaa debe trazar un camino inclusivo rápidamente, pero sin imprudencias. La integración de miles de excombatientes yihadistas al ejército nacional, aprobada por Tom Barrack, enviado estadounidense, busca consolidar el control estatal, aunque Damasco carece de personal para gestionar prisiones y campamentos de presuntos miembros del Estado Islámico en el noreste kurdo.
La relación con Israel añade complejidad. Desde la caída de Assad, Israel ha bombardeado objetivos militares sirios para neutralizar amenazas, incluyendo depósitos de misiles antibuque en Latakia en mayo de 2025, donde un civil murió, según medios sirios. Fuerzas israelíes ocupan puestos en una zona de amortiguamiento en los Altos del Golán. Sharaa ha reconocido conversaciones indirectas para reducir tensiones fronterizas, y se reportaron reuniones directas recientes entre ambos países. El cuartel estadounidense propuso un “acuerdo de no agresión” para resolver la guerra histórico, aunque Quilliam considera que la normalización está lejana.
El gobierno de transición enfrenta críticas por la influencia de combatientes radicales. La violencia sectaria y los ataques en Damasco han generado dudas sobre la capacidad de Sharaa para controlar a estas facciones. A pesar de ello, una fuente cercana al presidente afirmó que la prioridad es combatir la pobreza para estabilizar el país, un paso crucial para evitar nuevos conflictos.
Panorama regional y perspectivas de reconstrucción
La rehabilitación de Siria depende de su capacidad para atraer inversión extranjera y reconstruir infraestructura destruida. La guerra civil dejó al país con carreteras, hospitales y escuelas en ruinas, y la mayoría de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Las autoridades han priorizado la importación de bienes esenciales, pero la falta de un marco legal claro para inversiones limita el progreso. Países vecinos como Turquía y Líbano, junto con estados europeos, presionan para que Siria facilite el retorno de refugiados, un proceso que requiere estabilidad y servicios básicos.
En el frente internacional, el levantamiento de sanciones por parte de gobiernos occidentales ha aliviado la presión económica, permitiendo a Sharaa centrarse en la reconstrucción. Sin embargo, la presencia de combatientes extranjeros en el gobierno y las tensiones con Israel complican las relaciones diplomáticas. Estados Unidos ha respaldado la integración de exrebeldes al ejército, pero insiste en transparencia y en que Damasco asuma el control de los centros de detención kurdos. La administración kurda, por su parte, reclama mayor inclusión en el proceso político, advirtiendo contra enfoques centralizados que ignoren la diversidad siria.
Los recientes contactos con Israel, aunque limitados, marcan un cambio en la dinámica regional. Las reuniones cara a cara reportadas en mayo de 2025 buscan evitar una escalada en la frontera, donde Israel mantiene una presencia militar. Los bombardeos israelíes, justificados como medidas preventivas, han sido criticados por Damasco, pero Sharaa ha optado por la diplomacia para reducir riesgos. La propuesta estadounidense de un acuerdo de no agresión refleja un interés en estabilizar la región, aunque las profundas desconfianzas históricas entre Siria e Israel persisten.
Sharaa lidera un país en una encrucijada. Sus logros en seis meses, como el levantamiento de sanciones y la relativa estabilidad, son notables, pero los desafíos pendientes son inmensos. La unificación de las facciones políticas, la reconstrucción económica y la gestión de las tensiones sectarias y regionales definirán el futuro de Siria en esta fase de transición.