El Ministerio de Defensa sirio anunció el fin de una operación de seguridad en las provincias costeras, tras días de asesinatos masivos que generaron alarma internacional.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, la violencia dejó cerca de 1.500 muertos desde el jueves, en su mayoría civiles alauitas ejecutados por las fuerzas de seguridad y grupos aliados en bastiones del derrocado Bashar al-Assad.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Hassan Abdul Ghani, informó a través de la agencia estatal SANA que la operación logró sus objetivos en Latakia y Tartus, neutralizando amenazas y eliminando “los restos del régimen”.
“Con esto, damos por concluida la operación militar”, afirmó Abdul Ghani, elogiando el éxito de las fuerzas gubernamentales en asegurar zonas estratégicas. También adelantó que los aparatos de seguridad trabajarán en una nueva fase para consolidar el control y prevenir futuras amenazas.
Los combates entre fuerzas de seguridad y milicias pro-Assad causaron la muerte de 231 agentes y 250 combatientes leales al antiguo régimen, mientras que al menos 973 civiles, muchos de ellos alauitas, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad y sus aliados, elevando el total de víctimas a 1.454, según el Observatorio.
El presidente interino Ahmed al-Sharaa, líder del grupo islamista que encabezó la ofensiva contra Assad en diciembre, prometió castigo para todos los responsables de crímenes contra civiles. “Nadie estará por encima de la ley. Quienes hayan derramado sangre siria enfrentarán la justicia tarde o temprano”, advirtió.