En Nueva York, Asaad al-Shaibani, ministro de Asuntos Exteriores de Siria, elevó la bandera de tres estrellas en la sede de la ONU. Este símbolo, adoptado tras el derrocamiento de Bashar al-Assad en diciembre, marca una nueva etapa para el país. Ante el Consejo de Seguridad, el ministro exigió la retirada de las sanciones internacionales y la salida de las tropas israelíes del territorio sirio.
El emblema representa una renovación nacional, afirmó al-Shaibani en su primera intervención en las Naciones Unidas. Desde la derrota de Assad frente a fuerzas islamistas, Israel mantiene tropas en una zona de amortiguación en los Altos del Golán, vigente desde 1974 bajo supervisión de la ONU.
Al Consejo, el ministro solicitó presión para que Israel abandone Siria. Además, denunció los ataques aéreos israelíes como violaciones del derecho internacional y amenazas a la estabilidad regional. Siria no representa peligro para sus vecinos ni para el mundo, incluido Israel, aseguró.
Las sanciones económicas agravan la crisis: más del 90% de los sirios viven en pobreza, según la ONU. Al-Shaibani pidió su levantamiento total. Geir Pedersen, enviado especial de la ONU, respaldó esta postura y criticó las acciones de Israel por obstaculizar la transición siria.
El enfoque agresivo de Israel carece de justificación, señaló Pedersen, dado el margen para la diplomacia. Tras la caída de Assad, Israel ocupó la zona de amortiguación en los Altos del Golán, donde las Fuerzas de Defensa de Israel permanecen de forma indefinida, según el ministro de Defensa, Israel Katz.
Israel ejecutó ataques para destruir arsenales militares y químicos del régimen anterior, con el fin de evitar su control por el nuevo gobierno. La desconfianza persiste hacia Hayat Tahrir al-Sham, grupo islamista que lideró la caída de Assad y que rompió lazos con Al Qaeda en 2016.
Pedersen reiteró la necesidad de aliviar sanciones. Algunos países europeos y occidentales flexibilizaron medidas, mientras Estados Unidos opta por exenciones temporales, evaluando el desempeño de las nuevas autoridades sirias.
La visita de al-Shaibani a la ONU siguió a la participación del gobernador del banco central y el ministro de finanzas de Siria en reuniones del FMI y el Banco Mundial, un hito tras más de 20 años. Pedersen describió la transición como un momento crítico, pero frágil, que exige mayor inclusión política y acción económica.
En Damasco, Pedersen resaltó la urgencia de proteger a la comunidad alauita. En marzo, masacres en la costa dejaron más de 1.700 muertos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, dirigidas contra esta minoría vinculada a Assad.