AMÁN (Reuters) – Siria se enfrenta a un nuevo aumento de las infecciones por COVID-19 tanto en las zonas controladas por el régimen como en el territorio fuera del control del Estado, lo que podría saturar el frágil sistema sanitario del país devastado por la guerra, según afirmaron el miércoles trabajadores humanitarios, funcionarios y fuentes médicas.
Las autoridades sanitarias del gobierno afirmaron que el número de casos registrados en las últimas veinticuatro horas ha alcanzado los 235, el mayor número diario desde que se registró el primer caso en marzo del año pasado.
Las ONG, los médicos independientes y los trabajadores humanitarios afirman que los datos oficiales reflejan una pequeña parte del número real de víctimas.
Siria se vio muy afectada por la pandemia el año pasado durante dos importantes picos de infecciones en agosto y diciembre, en los que el personal médico afirma en privado que hubo un encubrimiento oficial del alcance de la pandemia, acusación que las autoridades niegan.
Dicen que el último pico proviene de la variante del Delta y se atribuye a un aumento de visitantes del extranjero en verano.
Los trabajadores sanitarios afirman que el país solo ha administrado 440.000 dosis de vacunas contra el COVID hasta ahora, solo una parte de los más de 18 millones de habitantes del país.
Las cifras oficiales dicen que se han registrado 31.148 infecciones y 2.146 muertes relacionadas con el coronavirus en el país desde que comenzó la pandemia el año pasado.
Muchos hospitales estaban ya al límite de su capacidad, aunque muchos casos eran menos graves que las oleadas anteriores, según las autoridades.
“La ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) para los pacientes de COVID-19 ha alcanzado casi el 100%”, dijo Issam al-Amin, director del Hospital Universitario Mouwasat, uno de los mayores hospitales públicos de la capital, Damasco, con más de 800 camas.
El aumento de casos y muertes fue más alarmante en el noroeste del país, muy poblado y en manos de la oposición, cerca de la frontera con Turquía, donde viven más de cuatro millones de personas, entre ellas casi medio millón solo en tiendas de campaña improvisadas.
En esa zona, los contagios se han duplicado en un mes hasta alcanzar un total de 63.000 casos, según los grupos de ayuda occidentales que trabajan en la zona.
“En esta oleada actual se han confirmado más casos diarios de los que nunca habíamos visto antes”, dijo Tanya Evans, directora del Comité Internacional de Rescate (IRC) para Siria, en declaraciones a Reuters.
El número total de casos activos supera ya los 25.000, lo que casi iguala el número total detectado en el noroeste de Siria en todo el año pasado, dijo el IRC.
“La situación se ha vuelto catastrófica, con todos los hospitales desbordados”, dijo Ammar Shami, un funcionario médico de la ciudad de Idlib, que afirmó que los suministros de oxígeno también se estaban agotando peligrosamente.
Los funcionarios locales de la zona anunciaron el martes el cierre de escuelas, institutos, mercados públicos y restaurantes.