Ahmed al-Sharaa, presidente sirio, se ausenta de la cumbre de la Liga Árabe en Bagdad tras críticas por su pasado en Irak.
Polémica por invitación de Sharaa a cumbre árabe en Bagdad
El presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, decidió no asistir a la cumbre de la Liga Árabe programada para el 17 de mayo de 2025 en Bagdad, según informó la televisora estatal siria Ekhbariya. La delegación siria estará liderada por el ministro de Relaciones Exteriores, Asaad al-Shibani. La ausencia de Sharaa se produce tras una controversia desatada por la invitación del primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, debido al pasado de Sharaa como combatiente en Irak, donde enfrentó acusaciones de terrorismo y estuvo encarcelado. La cumbre, centrada en la reconstrucción de Gaza y la cuestión palestina, refleja las tensiones regionales en torno al liderazgo sirio post-Bashar al-Assad.
La invitación de Hawkins suscitó fuertes críticas, especialmente entre las facciones chiítas iraquíes, que acusan a Sharaa de haber orquestado ataques contra chiítas durante su tiempo en Irak entre 2003 y 2011. Un alto funcionario de seguridad iraquí confirmó que Sharaa, entonces conocido como Abu Mohammed al-Jolani, fue detenido durante más de cinco años en Irak por su vinculación con Al Qaeda, pero fue liberado en 2011 por falta de pruebas. Un antiguo mandato de arresto contra él sigue vigente, lo que intensificó las objeciones a su presencia en Bagdad.
Sharaa, quien lideró la ofensiva rebelde que derrocó a Assad en diciembre de 2024, ha buscado reintegrar a Siria en la comunidad internacional. Su grupo, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), evolucionó desde una filial de Al Qaeda hasta convertirse en la fuerza dominante en Siria. Sin embargo, su historial genera desconfianza, especialmente en Irak, donde facciones proiraníes, como Kataib Hezbolá, calificaron su posible asistencia como inaceptable, comparándolo con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
La decisión de Sharaa de no asistir subraya los desafíos diplomáticos de Siria tras la caída de Assad. Mientras ha logrado avances con países suníes del Golfo, como Arabia Saudita y Qatar, las relaciones con naciones de influencia iraní, como Irak, siguen siendo tensas. El portavoz de Kataib Hezbolá, Abu Ali al-Askari, afirmó que la cumbre no se detendría por la ausencia de un “criminal” como Sharaa, reflejando la profunda división sectaria.
Datos clave sobre la cumbre de la Liga Árabe y la ausencia de Sharaa
- La cumbre de Bagdad, programada para el 17 de mayo de 2025, priorizará la reconstrucción de Gaza y la cuestión palestina.
- Sharaa enfrentó oposición de facciones chiítas iraquíes por su pasado en Al Qaeda y un mandato de arresto vigente.
- La delegación siria estará encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Asaad al-Shibani.
- Irak busca posicionarse como centro de diplomacia regional al invitar a Sharaa, pese a las críticas.
- Sharaa ha expresado disposición a normalizar lazos con Israel bajo ciertas condiciones.
Contexto regional y antecedentes de Sharaa
La trayectoria de Ahmed al-Sharaa es clave para entender la controversia. Tras la invasión de Irak en 2003, se unió a Al Qaeda en Irak, participando en la insurgencia contra las fuerzas estadounidenses y chiítas. En 2011, fundó el Frente al-Nusra en Siria, filial de Al Qaeda, antes de romper lazos en 2016 y formar HTS. Su liderazgo en la ofensiva que derrocó a Assad lo consolidó como presidente interino, pero su pasado sigue siendo un obstáculo para la aceptación regional.
Irak, por su parte, mantiene una posición delicada. Aunque el gobierno de al-Sudani busca relaciones estables con la nueva Siria, las facciones chiítas proiraníes ejercen presión significativa. La invitación a Sharaa fue vista por algunos como un intento de Bagdad de reforzar su rol diplomático, pero la oposición de grupos como la Partido Islámico Dawa y víctimas de la violencia de Al Qaeda frustró esta iniciativa.
En el ámbito regional, Sharaa ha intensificado esfuerzos diplomáticos. En abril de 2025, visitó los Emiratos Árabes Unidos, donde se reunió con el presidente Sheikh Mohamed bin Zayed Al Nahyan. También sostuvo encuentros con líderes como el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el presidente francés Emmanuel Macron, buscando alivio de sanciones y apoyo para la reconstrucción siria, estimada en más de 250 mil millones de dólares.
Además, Sharaa confirmó en mayo de 2025 que Siria mantiene diálogos indirectos con Israel, facilitados por terceros, para reducir tensiones tras ataques israelíes en territorio sirio. Aunque expresó disposición a unirse a los Acuerdos de Abraham bajo condiciones adecuadas, la ocupación israelí en el suroeste de Siria y los bombardeos persisten como puntos de fricción.
Implicaciones de la ausencia de Sharaa
La no asistencia de Sharaa a la cumbre refleja las dificultades de Siria para consolidar su posición en la región. La oposición iraquí, liderada por facciones chiítas, evidencia las cicatrices de la violencia sectaria de la década de 2000. Aunque Sharaa ha intentado proyectar una imagen moderada, su historial con Al Qaeda y HTS, aún designado como grupo terrorista por Estados Unidos, limita su aceptación.
Por otro lado, la cumbre de Bagdad representa una oportunidad para Irak de fortalecer su influencia diplomática. La inclusión de Siria, incluso sin Sharaa, señala un intento de integrar al nuevo liderazgo sirio en el marco árabe, especialmente en temas como Gaza. Sin embargo, las divisiones internas en Irak, entre facciones suníes que apoyan a Sharaa y chiítas que lo rechazan, complican este objetivo.
Sharaa también enfrenta retos internos. En Siria, las tensiones sectarias, como los enfrentamientos con la comunidad drusa que dejaron cerca de 100 muertos en abril de 2025, desafían su promesa de unificar al país. Su rechazo a demandas kurdas de descentralización, argumentando que amenazan la unidad nacional, añade otra capa de complejidad a su liderazgo.
En el plano internacional, Sharaa busca aliados para aliviar sanciones y financiar la reconstrucción. Su reunión con el activista estadounidense Jonathan Bass y el envío de una carta al presidente < politica económica, como un posible Trump Tower en Damasco y acceso estadounidense al petróleo sirio, reflejan su estrategia para acercarse a Washington.