Por primera vez desde la caída de Bashar al-Assad, los sirios se congregaron en la Plaza de los Omeyas de Damasco para recordar el levantamiento que comenzó hace 14 años. La manifestación marcó un hito en la capital, donde durante años solo se permitieron concentraciones a favor del expresidente.
Convocados por activistas, ciudadanos también salieron a las calles en Homs, Idlib y Hama bajo el lema “Siria es victoriosa”. El ministro de Relaciones Exteriores, Assad al-Shaivani, destacó el significado del aniversario y aseguró en X que la lucha por la libertad iniciada en Daraa sigue viva.
Desde la tarde, decenas de personas llenaron la plaza, rodeadas por una fuerte presencia de seguridad y helicópteros militares que lanzaban panfletos con el mensaje “no hay lugar para el odio entre nosotros”. En las entradas, agentes entregaban flores a los asistentes, mientras se entonaban canciones revolucionarias e islámicas.
Entre la multitud, ondeaban banderas sirias con el diseño anterior a Assad y carteles que proclamaban “la revolución ha triunfado”. Para muchos, el evento simbolizó un cambio impensable. “Nunca imaginé ver esto con mis propios ojos”, expresó Hanaa al-Daghri, quien dejó Damasco hace 12 años al ser perseguida. Recordó a amigos caídos y afirmó que su sacrificio hizo posible la celebración.
Otro manifestante, Abdul Moneim Nimr, compartió la emoción de conmemorar el aniversario en el corazón de la capital. “Antes lo hacíamos en el norte de Siria, pero hoy celebramos en la Plaza de los Omeyas. Esta es una bendita victoria”, afirmó.
Las festividades estaban previstas para continuar por la noche, tras la comida Iftar que rompe el ayuno del Ramadán.
Siria celebra el aniversario del levantamiento en medio de desafíos políticos

la guerra sirio, iniciado el 15 de marzo de 2011 con protestas pacíficas contra el gobierno de Bashar al-Assad, derivó en una guerra civil tras la violenta represión de las manifestaciones. A más de una década del inicio del levantamiento, el país conmemora su aniversario mientras enfrenta nuevos retos políticos y de seguridad.
Ahmed al-Sharaa, líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y figura clave en la ofensiva relámpago que derrocó a Assad el 8 de diciembre, ha asumido como presidente interino. En Idlib, antiguo bastión rebelde, cientos de personas se congregaron para recordar la fecha. “Hemos vivido momentos de desesperación y decepción, pero tras 14 años, Dios nos ha concedido esta victoria”, expresó el manifestante Anas Khatib.
El jueves, Sharaa promulgó una constitución provisional que establece una transición de cinco años antes de la adopción de un marco permanente. Sin embargo, analistas han criticado el documento por otorgarle un poder excesivo y no garantizar suficientes derechos a las minorías.

La aprobación de esta carta magna coincidió con un recrudecimiento de la violencia en la costa mediterránea, donde se concentra la minoría alauita, históricamente leal a Assad. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, al menos 1.500 civiles, en su mayoría alauitas, murieron desde el 6 de marzo en ataques perpetrados por fuerzas de seguridad y grupos aliados.
El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, destacó la importancia de una transición justa para los sirios. “Han pasado catorce años desde que la gente salió a las calles exigiendo dignidad y libertad. Ahora merecen una transición que refleje sus aspiraciones”, afirmó, instando a detener la violencia y proteger a la población civil.
En el noreste del país, el Consejo Democrático Sirio, liderado por los kurdos, reiteró su rechazo a la constitución interina. En un comunicado, advirtió que el documento “no responde adecuadamente al deseo del pueblo sirio de construir un Estado justo y democrático”.