La ciudad siria de Jinderis, devastada por el terremoto, fue escenario de protestas el martes por el asesinato de cuatro hombres kurdos. Los hombres habían encendido una hoguera para celebrar el Año Nuevo kurdo cuando fueron atacados.
El ataque reavivó las tensiones entre grupos armados respaldados por Turquía y los residentes kurdos.
Lucha de poder en el noroeste de Siria
El ataque en Jinderis se suma a la lucha de poder entre facciones armadas rivales que controlan distintas partes del noroeste de Siria. A petición de los residentes kurdos, combatientes del grupo armado de oposición Hayat Tahrir al-Sham (HTS) se desplegaron en masa alrededor de Jinderis el martes.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que el grupo había tomado el cuartel general del grupo Ahrar Sharqiya, un grupo armado de oposición respaldado por Turquía, en la zona.
Protestas y manifestaciones
En las horas posteriores al tiroteo, algunos kurdos de Jinderis viajaron en convoy a la ciudad de Atmeh, a unos 15 kilómetros de distancia, donde pidieron a HTS que arrebatara el control de Jinderis a las milicias respaldadas por Turquía.
Multitudes de kurdos asistieron a los funerales de las víctimas, mientras que las fuerzas turcas se desplegaron en la carretera que une la ciudad de Atmeh, controlada por el HTS, con Jinderis.
Lucha por el control y desplazamiento
La ciudad de Jinderis estuvo controlada por combatientes kurdos hasta 2018, cuando fue tomada por combatientes de la oposición respaldados por Turquía, que aún la mantienen en su poder. La captura de la ciudad desplazó a muchos kurdos, mientras que los que se quedaron se quejan de que a menudo son maltratados y sometidos a discriminación. Los enfrentamientos entre hombres armados de la oposición respaldados por Turquía y combatientes kurdos han dejado decenas de muertos en ambos bandos en Siria.
Diferentes bandos y grupos terroristas
Desde 2016, Turquía ha lanzado tres grandes operaciones dentro de Siria, dirigidas contra las Unidades de Protección Popular o YPG, que Turquía considera una organización terrorista y una extensión del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK.
Las YPG forman la columna vertebral de las fuerzas lideradas por Estados Unidos en la lucha contra los terroristas del Estado Islámico y han sido un importante aliado estadounidense en Siria.
Aunque Estados Unidos y otros países occidentales consideran a Hayat Tahrir al Sham un grupo terrorista por sus vínculos históricos con Al Qaeda, muchos residentes kurdos de la zona afirmaron que lo consideran preferible a los grupos respaldados por Turquía.
Condena y promesa de justicia
El Ejército Nacional Sirio, alianza de las diversas facciones de la zona respaldadas por Turquía, emitió un comunicado condenando el asesinato y prometiendo llevar a los autores ante la justicia. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para calmar la indignación de los kurdos.
Perspectivas para el futuro
El asesinato de los cuatro hombres kurdos ha desatado tensiones y protestas en la zona. Aunque el Ejército Nacional Sirio ha condenado el acto y ha prometido justicia, la situación sigue siendo tensa y las comunidades kurdas continúan exigiendo justicia y protección.
Los enfrentamientos entre grupos armados respaldados por Turquía y los kurdos han dejado decenas de muertos en ambos bandos en Siria, y la situación parece no tener una solución a corto plazo.
Mientras tanto, los kurdos siguen demandando el fin de las violaciones y el fin del cambio demográfico en la zona. “Todo el pueblo sirio es nuestro hermano, pero los criminales no lo son”, declaró Zakaria Ali, uno de los manifestantes kurdos.
Aunque la situación sigue siendo tensa y compleja, se espera que la comunidad internacional continúe trabajando para buscar una solución pacífica y duradera al conflicto en Siria, y garantizar la seguridad y protección de todas las comunidades en la zona.