EE. UU. suspende sanciones a Siria por seis meses para impulsar la recuperación tras 13 años de guerra civil y la caída de Assad.
Acciones ejecutivas de Trump facilitan inversión en Siria
El gobierno de Donald Trump anunció el viernes la suspensión temporal de sanciones contra Siria, un paso crucial para apoyar la reconstrucción de un país devastado por 13 años de guerra civil. El Departamento de Estado suspendió por seis meses las sanciones impuestas por el Congreso en 2019 mediante la Ley de Protección Civil de Siria, diseñadas para aislar al régimen de Bashar Assad. Paralelamente, el Departamento del Tesoro emitió una acción que exime de sanciones a quienes realicen negocios con entidades sirias, incluido el Banco Central de Siria. Estas medidas buscan atraer inversiones para reconstruir una nación fragmentada, que dejó millones de desplazados y miles de combatientes extranjeros.
El actual líder sirio, Ahmad al-Sharaa, excomandante de Hayat Tahrir al-Sham, asumió el poder tras la caída de Assad a finales de 2024. Aunque su grupo, anteriormente ligado a al-Qaeda, permanece en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos, al-Sharaa ha moderado su discurso, lo que ha generado un cauteloso respaldo de Washington. La administración Trump subrayó que las exenciones son un esfuerzo para dar al gobierno interino una oportunidad de estabilizarse, evitando que Siria caiga en un estado fallido. “La única otra opción era una guerra civil perpetua”, afirmó Mouaz Moustafa, activista sirio-estadounidense, en apoyo a las medidas.
Las sanciones de 2019 bloqueaban específicamente la reconstrucción posguerra, expulsando del sistema financiero global a quienes negociaran con el régimen de Assad. Aunque las exenciones ejecutivas permiten un alivio temporal, su duración de 180 días genera incertidumbre entre inversores, quienes temen el restablecimiento de restricciones. El secretario de Estado Marco Rubio señaló que las medidas son parte de un plan más amplio para desmantelar la arquitectura de sanciones, impuestas originalmente por el apoyo de Assad a milicias iraníes, su programa de armas químicas y abusos contra civiles.
Trump, tras reunirse con al-Sharaa en Arabia Saudita la semana pasada, expresó optimismo: “Las estamos quitando todas. Buena suerte, Siria. Muéstranos algo especial”. Sin embargo, Rubio aclaró que el alivio será “incremental”, sugiriendo que el Congreso debe aprobar la eliminación permanente de sanciones, un proceso que podría enfrentar oposición.
Datos clave sobre el alivio de sanciones en Siria
- Duración de exenciones: Seis meses, prorrogables mediante acción ejecutiva, pero sujetas a revisión del Congreso.
- Impacto económico: Las medidas permiten transacciones con el Banco Central de Siria, esenciales para atraer inversión extranjera.
- Condiciones propuestas: Expulsión de grupos terroristas, custodia de centros de detención del Estado Islámico y normalización con Israel.
- Riesgo político: La designación de Hayat Tahrir al-Sham como grupo terrorista complica la legitimidad del gobierno interino.
Condiciones y desafíos para la reconstrucción siria
El gobierno de Trump enfrenta presiones internas sobre cómo implementar el alivio de sanciones. Algunos funcionarios abogan por exenciones rápidas y amplias para maximizar la reconstrucción, mientras otros proponen un enfoque gradual, vinculando extensiones a condiciones estrictas. Una propuesta del Departamento de Estado, presentada la semana pasada, sugiere tres fases: exenciones iniciales a corto plazo, seguidas de requisitos como la expulsión de grupos terroristas palestinos y la integración de fuerzas kurdas al ejército sirio. La tercera fase exige que Siria se una a los Acuerdos de Abraham, normalizando relaciones con Israel, y destruya las armas químicas de Assad.
Estas condiciones generan escepticismo. Determinar qué grupos califican como terroristas es subjetivo, y la integración de fuerzas kurdas enfrenta resistencias internas. Además, la exigencia de normalización con Israel choca con tensiones recientes: desde la caída de Assad, Israel ha lanzado cientos de ataques aéreos y ocupado una zona de amortiguamiento patrullada por la ONU en territorio sirio, citando preocupaciones de seguridad.
El pasado de al-Sharaa también alimenta dudas. Aunque Hayat Tahrir al-Sham renunció a sus lazos con al-Qaeda, su historial genera desconfianza en Washington y entre aliados como Israel. Rubio advirtió que sin un alivio rápido, el gobierno interino podría colapsar en semanas, desencadenando una nueva guerra civil y permitiendo el resurgimiento de grupos como el Estado Islámico. “Si los involucramos, puede que funcione. Si no, el fracaso es seguro”, dijo Rubio a legisladores.
Los críticos del enfoque gradual argumentan que las condiciones estrictas desincentivan la inversión a largo plazo, crucial para los miles de millones necesarios en reconstrucción. Un funcionario anónimo reveló que una propuesta reciente prioriza medidas rápidas para apoyar la economía siria, pero enfrenta resistencia de quienes buscan garantías políticas primero.
Contexto regional y perspectivas futuras
La guerra civil siria, iniciada en 2011, dejó un país fragmentado, con millones de desplazados y una economía colapsada. Las sanciones occidentales, diseñadas para presionar a Assad, limitaron la capacidad de recuperación incluso tras su caída. La transición liderada por al-Sharaa representa una oportunidad, pero también un riesgo, dado el vacío de poder que podría aprovechar el Estado Islámico u otros extremistas.
La reunión de Trump con al-Sharaa en Arabia Saudita marcó un giro en la política estadounidense, priorizando la estabilidad sobre el aislamiento. Sin embargo, la postura de Israel, que ha intensificado operaciones militares en Siria, complica el panorama. Los líderes sirios han expresado públicamente su deseo de evitar conflictos con Israel, pero las acciones de Jerusalén reflejan cautela hacia el nuevo gobierno.