Muy pocas cosas encajan en el perfil de una “cuestión humanitaria sensible” que justifique una reunión secreta del gabinete, la firma de acuerdos de no divulgación por parte de los ministros y la orden al Censor Militar israelí de mantener en secreto esta información específica.
El asunto debatido por el gobierno el martes ciertamente cumple con esas normas, por lo que el velo de secreto es comprensible. Se trata de un asunto que requiere una atención urgente y sensible. Al estar relacionado con Siria, Israel cuenta con la ayuda de Rusia, el verdadero jefe en Siria y mecenas del presidente del país, Bashar Assad. Esto también explica la inusual sucesión de llamadas telefónicas hace unos 10 días entre el primer ministro Benjamin Netanyahu, el ministro de Defensa Benny Gantz y el ministro de Asuntos Exteriores Gabi Ashkenazi, con sus homólogos rusos.
A los tres les pidieron que utilizaran su influencia en Damasco y que ayudaran a resolver la cuestión humanitaria. Por lo que sabemos, los rusos respondieron positivamente a la petición y desde entonces han estado meditando en silencio entre Jerusalén y Damasco. Al parecer, el objetivo de la reunión del gabinete del martes -convocada con urgencia y bajo una nube de secretismo- no era solo poner al día a los ministros, sino tomar decisiones, de las que la ley obliga a tomar al gobierno.
Rusia ya ha desempeñado un papel en la resolución de una cuestión humanitaria anterior.
En marzo de 2019, Moscú ayudó a Israel a asegurar los restos del sargento Zachary Baumel, un soldado estadounidense-israelí que desapareció durante la Primera Guerra del Líbano en 1982. Sus restos fueron encontrados por soldados rusos que excavaron un cementerio cerca de Damasco.
A principios de abril de 2019, después de que se realizaran pruebas de ADN en Israel, los restos de Baumel, junto con otros hallazgos, fueron entregados a Israel.
En Israel, las esperanzas de que los rusos también encontraran los cuerpos de los soldados Zvi Feldman y Yehuda Katz nunca se materializaron. Hace unas dos semanas, los medios de comunicación árabes informaron de que los soldados rusos habían reanudado los trabajos de excavación en el cementerio, pero parece que esas informaciones eran inexactas. Altos funcionarios israelíes expresaron el martes su esperanza de que “el asunto actual pueda concluirse de forma rápida y óptima”.
Israel participa en la resolución de estos asuntos humanitarios en otros lugares, además de Siria. También en el sector de Gaza, el expediente humanitario de los soldados de las FDI Hadar Goldin y Oron Shaul, y de los civiles Avera Mengistu y Hisham al-Sayed, sigue abierto y sin resolver. En los últimos días, las familias de Goldin y Shaul han presionado al gobierno para que utilice el posible envío de vacunas contra el coronavirus a Gaza como medio para obligar a Hamás a devolver a los israelíes desaparecidos.