El primer ministro Benjamín Netanyahu prometió “devolver” al sur de Tel Aviv a los residentes israelíes evitando a los infiltrados ilegales que buscan asilo de Sudán y Eritrea, que están asolados por la guerra.
Acompañado por el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan y la ministra de Cultura Miri Regev, Netanyahu se reunió con un selecto grupo de residentes que acusó a los refugiados de propagar las tristes condiciones, antes de tomar un breve recorrido por el área distópica.
“Estamos aquí en una misión para devolver el sur de Tel Aviv a los residentes israelíes. Tenemos una política muy clara: estamos tratando con infiltrados ilegales -no con refugiados, con infiltrados ilegales- y con el derecho del Estado de Israel a mantener sus fronteras y eliminar a los infiltrados ilegales de ella”, expresó el primer ministro.
Netanyahu continuó: “Lo que oigo es dolor y terrible angustia. La gente tiene miedo de salir de casa. Junto con los ministros de asuntos exteriores, de cultura y de interior, haremos cumplir una aplicación mucho más estricta con los empleadores, los infiltrados sin ley y todo lo que necesitamos hacer para aumentar la aplicación”.
El primer ministro señaló que el domingo, un comité ministerial especial que encabezará se reunirá con los residentes interesados para delinear las soluciones apropiadas.
La visita de Netanyahu se produjo en medio de llamamientos en duelo de la Corte Suprema para detener las detenciones indefinidas y la deportación forzosa a Ruanda de solicitantes de asilo africanos, y una renovada promesa del ministro del Interior Arye Deri para deportarlos contra su voluntad.
Sin embargo, los viejos residentes israelíes que asistieron a una protesta disuelta forzosamente durante la gira, sostienen que los refugiados que viven allí están siendo chivos expiatorios por el primer ministro para un área desde hace tiempo descuidada por el municipio de la ciudad.
Aunque admitió que el área es de hecho distópica, Itamar Zigler, un residente de 40 años que intentó unirse a la protesta señaló que salió de la preocupación por posibles mal dirigida contra los solicitantes de asilo.
“Lo que ocurre es que la gente está muy frustrada y enojada -cuya frustración entiendo- y están apuntando sus dedos en la dirección equivocada, que está en las personas que huyeron de los países violentos”, resaltó Zigler y añadió: “Pero estas personas que protestan viven en los barrios, y están diciendo: ‘No, no Bibi. No vienes aquí ahora y finges que nos estás ayudando llamando a los refugiados infiltrados y echándolos a patadas”.
Zigler dijo que el verdadero problema es la abdicación de la responsabilidad del país por los derechos humanos de los solicitantes de asilo que fueron secuestrados en los guetos del sur de Tel Aviv, y luego culpados por sus condiciones.
“El problema es la política del gobierno con respecto a los refugiados. Como democracia, Israel tiene un compromiso humanitario y legal para [deliberar] sobre su estatus, pero no lo hacen porque saben que si determinan que son refugiados tendrán que darles iguales derechos”, destacó.
En cambio, Zigler acusó que la coalición de derecha de Netanyahu deshumaniza a los solicitantes de asilo como “infiltrados”, a los que Regev alguna vez se refirió como “un cáncer en nuestra sociedad” que necesita ser removido. “Esto es un asunto nazi que crea la tensión y el odio contra ellos”, agregó Zigler.
Fuente: ItonGadol.com.ar