Un estudio conjunto, liderado por un investigador de la Universidad Hebrea, ha revelado que el lenguaje humano y los cantos de ballenas jorobadas presentan patrones comunes.
La investigación, difundida en Science, confirmó que ambos se ajustan a la ley de Zipf. Este principio lingüístico, desarrollado por George Kingsley Zipf, establece que las palabras más usadas en un idioma se repiten con mayor frecuencia y tienden a ser más cortas, facilitando la comunicación.
Los cantos de las ballenas, grabados durante más de 30 horas, demostraron adherirse a esta regla. Los científicos analizaron las secuencias sonoras, descubriendo que las combinaciones más frecuentes eran también más breves, igual que sucede en los lenguajes humanos.
La profesora Inbal Arnon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y el profesor Simon Kirby, de la Universidad de Edimburgo, utilizaron un algoritmo para examinar estos patrones en los cantos de ballenas, en colaboración con la Dra. Ellen Garland, experta en comportamiento de cetáceos. El análisis estadístico evidenció que los fragmentos recurrentes, como “gemido-gemido-gemido”, se emplean con una frecuencia que cumple la ley de Zipf.
Arnon señaló que la investigación muestra cómo el aprendizaje cultural moldea los sistemas de comunicación. Según ella, estos principios podrían ser aplicables a otras especies con comunicación aprendida, como aves cantoras, murciélagos o elefantes. Por su parte, Kirby resaltó que los resultados cuestionan la exclusividad del lenguaje humano, evidenciando similitudes profundas entre especies distantes evolutivamente.
El artículo, sin embargo, no concluye si los cantos de las ballenas pueden considerarse un lenguaje propiamente dicho.
Además de Arnon, Kirby y Garland, participaron en la investigación la Dra. Claire Garrigue (IRD Nueva Caledonia), la Dra. Jenny Allen (Universidad Griffith) y la Dra. Emma Carroll (Universidad de Auckland).
Un estudio adicional, también publicado en Science, concluyó que la ley de Menzerath-Altmann se aplica a diversas especies marinas, incluyendo delfines y ballenas. Esta ley indica que, en una oración larga, las cláusulas tienden a ser más cortas, y que en palabras extensas, las sílabas o segmentos son más reducidos.
Las razones detrás del canto de las ballenas siguen sin esclarecerse. Una investigación anterior, liderada por Eduardo Mercado de la Universidad de Buffalo, observó que, a diferencia de los pájaros cantores, las ballenas jorobadas son capaces de improvisar sus sonidos.
Por otro lado, estudios sugieren que la ley de Zipf puede aplicarse a los acordes musicales, aunque no a las notas individuales.