Investigación en Israel sobre la terapia con bacteriófagos promete una solución a enfermedades bacterianas.
La Terapia Fágica: Resurgimiento de un Método Centenario
Conocida desde hace un siglo, la “terapia fágica” ha probado su valía en estudios clínicos modernos. Aunque aún no es una práctica común, investigaciones recientes lideradas por los profesores israelíes Ran Nir-Paz y Ronen Hazan subrayan su gran potencial terapéutico.
En 1915, William Twort, bacteriólogo de renombre, observó anomalías en bacterias. Posteriormente, Félix d’Hérelle identificó a los bacteriófagos como los responsables, introduciendo así la terapia fágica contra infecciones bacterianas.
Aunque los antibióticos dominaron la medicina occidental, en Europa del Este, especialmente en Georgia y Rusia, la investigación en terapia fágica mantuvo su ímpetu.
Antibióticos y la Creciente Resistencia Bacteriana
Frente al desafío global de bacterias que resisten los antibióticos, la terapia con bacteriófagos ha retomado protagonismo. Prof. Nir-Paz apunta que el renacimiento de este interés no solo es por su eficacia, sino también por la “curiosidad científica”.
El resurgimiento en la relevancia de la terapia fágica se acentuó con el caso de Tom Patterson en 2017. Afectado por una bacteria resistente y en coma, se recuperó tras un tratamiento experimental basado en bacteriófagos.
Una ventaja clave de los bacteriófagos es su selectividad, atacando solo bacterias específicas, como se demostró en el caso de Patterson.
Potencial Futuro y Aplicaciones Actuales de la Terapia Fágica
Un reciente estudio publicado en Med revela el éxito del bacteriófago PASA16 al tratar infecciones de Pseudomonas aeruginosa, una bacteria que puede causar enfermedades graves, particularmente en individuos con inmunidad comprometida.
Terapia vírica: Un arma eficaz contra Pseudomonas aeruginosa
Abordando la lucha contra la resistencia bacteriana, un equipo israelí probó terapia con fagos para tratar a 16 pacientes afectados por Pseudomonas aeruginosa. El resultado fue un asombroso éxito del 86,6 %, marcando la urgencia de realizar más ensayos clínicos en este campo.
El protagonista del estudio fue el fago PASA16, específicamente diseñado para ser eficaz contra Pseudomonas aeruginosa. Esta iniciativa es revolucionaria en la investigación con fagos al centrarse en un tipo de bacteria específica.
En Israel, las terapias con fagos son sujetas a un riguroso proceso de permisos, considerándose tratamientos compasivos en muchos casos.
¿Cuánto dura el tratamiento y cómo se aplica?
Los pacientes en este estudio recibieron tratamiento con fagos entre ocho días y seis semanas. La administración de los fagos se realizó intravenosamente o tópicamente, una o dos veces al día.
El Dr. Nir-Paz subrayó la significativa tasa de recuperación del 86,6 % en este estudio, resaltando la importancia de herramientas precisas en ensayos anteriores.
El estudio incluyó casos impactantes como un paciente que evitó la amputación tras 20 años de infección y una niña que, gracias al tratamiento, hoy corre a pesar de haber estado en riesgo de perder su pierna.
Personalizar el tratamiento: Clave del éxito y desafíos
Cada paciente es único. El equipo se esforzó en analizar las cepas de Pseudomonas aeruginosa presentes y ajustar el tratamiento acorde. No obstante, algunos tratamientos compasivos no dieron los resultados esperados.
El Dr. Nir-Paz indicó que la resistencia bacteriana a fagos podría ser una de las razones del fallo terapéutico en algunos casos. A esto se suma el desafío económico, aunque el estudio contó con el apoyo de la firma estadounidense Adaptive Phage Therapeutics.
¿Qué depara el futuro a la terapia con fagos?
El camino de la terapia con fagos aún presenta incertidumbres. Existen debates sobre regulación y patentes. Sin embargo, el Dr. Nir-Paz es optimista y cree que, a la luz de los resultados, este tratamiento podría ser más frecuente en el futuro, aunque el obstáculo financiero es claro.