La nueva variante detectada recientemente en Francia no parece ser motivo de preocupación, según el profesor Cyrille Cohen, jefe del laboratorio de inmunología de la Universidad de Bar-Ilan.
La variante, denominada B.1.640.2, se dio a conocer por primera vez en un estudio preimpreso -aún no revisado por pares- publicado la semana pasada. Según el estudio de los investigadores de la Fundación de Infecciones del Mediterráneo de Marsella, se detectó en 12 individuos el mes pasado.
“No estoy tan preocupado”, dijo Cohen. “Hemos visto variantes como ésta en el pasado. Esta nueva es muy similar a otra variante que también se descubrió en Francia hace unos dos meses, la B.1.640. En aquel momento se identificaron unas 30 personas infectadas con ella, y presentaba un número de mutaciones similar al de la nueva. Sin embargo, no ha pasado nada malo porque no era tan fuerte como Delta o como Ómicron en términos de infectividad”.
Los virus mutan constantemente. Aunque la mayoría de las mutaciones no tienen consecuencias, un grupo de mutaciones puede engendrar una nueva variante, y el virus puede crear una proteína diferente como consecuencia. En el caso del coronavirus, la proteína clave a tener en cuenta es la proteína spike, que se encuentra en la superficie del virus y le permite penetrar en las células del huésped y causar infecciones.
La nueva variante francesa presenta alrededor de 45 mutaciones, nueve de las cuales se encuentran en la proteína pico. Por ejemplo, Ómicron tiene unas 50 mutaciones, pero más de 35 de ellas están en la proteína de la espiga.
“Cuando observamos las mutaciones de la nueva variante francesa, estamos familiarizados con la mayoría de ellas de otras variantes”, dijo Cohen. “Hay algunas que no conocíamos, pero al considerar una variante, tenemos que mirar el panorama más amplio. A menos que sea capaz de competir con las predominantes, no hay mucho de qué preocuparse”.
El hecho de que en dos meses este linaje de variantes no se haya extendido con éxito es tranquilizador, según el experto, que subrayó que todavía hay que aprender de él.
“El dato importante, en mi opinión, es que esta variante sigue reapareciendo”, dijo. “Además, como ocurrió con otras variantes, se originó en África. Tenemos que entender que muchos países no están realizando la secuenciación genética como las naciones occidentales, por lo que debemos ser conscientes de que hay lugares en los que se producen variantes y no lo sabemos”.
Cohen señaló que esto es especialmente cierto para las zonas con un alto número de personas que no están vacunadas o están inmunodeprimidas.
“Por eso todo el mundo necesita tener acceso a la vacuna”, dijo. “Otra posibilidad que deberíamos considerar, y creo que no se examina lo suficiente, es que las variantes se den en los animales”.
Cohen subrayó que todo el tiempo surgen nuevas variantes.
“Tenemos que seguir vigilando la situación, pero la mayoría de ellas aparecen y desaparecen rápidamente”, dijo. “La verdad es que más que esta variante francesa, lo que me preocupa es la posibilidad de que el propio Ómicron vuelva a mutar, teniendo en cuenta el elevado número de personas que se infectan, y entonces tendremos que lidiar con un ‘Ómicron plus’”.