SAN FRANCISCO (AP) – Internet Explorer finalmente se va a los pastos. A partir del miércoles, Microsoft dejará de dar soporte al otrora dominante navegador que las legiones de internautas odiaban, y que algunos aún dicen adorar. La aplicación, con 27 años de antigüedad, se une ahora a los teléfonos BlackBerry, los módems telefónicos y las Palm Pilots en el basurero de la historia de la tecnología.
Su desaparición no fue una sorpresa. Hace un año, Microsoft dijo que ponía fin a Internet Explorer el 15 de junio de 2022, empujando a los usuarios a su navegador Edge, que se lanzó en 2015.
La compañía dejó claro entonces que era el momento de pasar página.
“Microsoft Edge no solo es una experiencia de navegación más rápida, más segura y más moderna que Internet Explorer, sino que también es capaz de abordar una preocupación clave: la compatibilidad para los sitios web y las aplicaciones más antiguos y heredados”, escribió Sean Lyndersay, director general de Microsoft Edge Enterprise, en una entrada de blog de mayo de 2021.
Los usuarios marcaron el paso de Explorer en Twitter, con algunos refiriéndose a él como un “POS inseguro y lleno de errores” o el “mejor navegador para instalar otros navegadores.” Para otros fue un momento para los memes de nostalgia de los 90, mientras que The Wall Street Journal citó a un joven de 22 años que estaba triste de ver a Internet Explorer irse.
Microsoft lanzó la primera versión de Internet Explorer en 1995, la era antediluviana de la navegación web dominada por el primer navegador ampliamente popular, Netscape Navigator. Su lanzamiento supuso el principio del fin de Navigator: Microsoft vinculó Internet Explorer a su omnipresente sistema operativo Windows de forma tan estrecha que mucha gente lo utilizó por defecto en lugar de Navigator.
El Departamento de Justicia demandó a Microsoft en 1997, alegando que había violado un decreto de consentimiento anterior al exigir a los fabricantes de ordenadores que usaran su navegador como condición para usar Windows. Finalmente, en 2002 aceptó llegar a un acuerdo en la batalla antimonopolio por el uso de su monopolio de Windows para aplastar a los competidores. También se enfrentó a los reguladores europeos, que decían que vincular Internet Explorer a Windows le daba una ventaja injusta sobre rivales como Firefox de Mozilla, Opera y Chrome de Google.
Los usuarios, por su parte, se quejaban de que Internet Explorer era lento, propenso a los bloqueos y vulnerable a los hackeos. La cuota de mercado de Internet Explorer, que a principios de la década de 2000 superaba el 90 %, empezó a desaparecer a medida que los usuarios encontraban alternativas más atractivas.
Hoy en día, el navegador Chrome domina con una cuota de aproximadamente el 65 % del mercado mundial de navegadores, seguido por Safari de Apple con un 19 %, según la empresa de análisis de Internet Statcounter. El heredero de Internet Explorer, Edge, queda relegado a un 4 %, justo por delante de Firefox.