Tres años de sequía extrema podrían haber provocado el colapso del poderoso Imperio Hitita en torno al año 1200 a.C., según un estudio que relaciona la difícil situación de esta civilización con la crisis climática del mundo moderno.
Los hititas dominaron Anatolia, en la actual Turquía, durante casi 500 años, llegando incluso a rivalizar con el poder del Imperio Egipcio durante un tiempo.
Los hititas se mencionan docenas de veces en la Biblia, viviendo en y cerca de la tierra de Canaán durante la época de Abraham. Éste compró a un hitita una cueva funeraria en Hebrón para su esposa Sara, su nieto Esaú estuvo casado con mujeres hititas y Urías el hitita fue soldado de élite en el ejército del rey David.
Eran una de las varias civilizaciones antiguas influyentes del Mediterráneo oriental y Oriente Próximo que fueron derribadas o gravemente debilitadas más o menos al mismo tiempo, con lo que se cerró el telón de la Edad de Bronce.
Los hititas abandonaron misteriosamente su capital y centro religioso, Hattusa, hacia el año 1200 a.C., cuando se extinguió la línea real y se agotaron los documentos históricos escritos.
Sturt Manning, arqueólogo de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) y autor principal de un nuevo estudio, explicó a la AFP que las estructuras políticas y culturales del imperio, de varios siglos de antigüedad, desaparecieron “con bastante rapidez”.
Existen varias teorías sobre las causas del “colapso de la Edad del Bronce Tardío”, entre ellas los ataques de los “pueblos del mar”, las epidemias y las hambrunas, así como un cambio de 300 años a un clima más seco y frío.
Pero no se sabe con exactitud qué desencadenó la desaparición de estos imperios.
Amenaza existencial
Ahora, al menos en el caso de los hititas, la respuesta puede estar inscrita en los anillos de una antigua madera de enebro.
El enebro procede de una de las estructuras de madera más antiguas del mundo, hallada en la capital frigia de Gordion, en el centro de Turquía, como parte de la excavación de la tumba de un rey en la década de 1950.
Analizando los anillos de la madera de enebro, los investigadores pudieron reconstruir las condiciones climáticas de hace más de 3.000 años.
En la semiárida Anatolia Central, “la principal amenaza para el crecimiento de la mayoría de las plantas de la región es la falta de agua”, explica Manning.
Los anillos de los árboles más estrechos indican años más secos, en los que la falta de agua significaba que los árboles no crecían mucho.
Los anillos mostraron tres años consecutivos -de 1198 a.C. a 1196 a.C.- con un crecimiento “inusualmente” bajo, lo que sugiere una sequía prolongada y especialmente grave, según el estudio publicado el miércoles en la revista Nature.
Los investigadores sugieren que la sequía provocó una grave escasez de alimentos, sobre todo en las zonas sin salida al mar del reino hitita central, que dependían del grano y el ganado.
La escasez de alimentos podría haber provocado malestar político, económico y social, y en última instancia, el fin del imperio.
Manning advirtió que el actual calentamiento global significa que el mundo moderno podría enfrentarse a una “amenaza existencial plurianual” similar a la que afectó a los hititas.
Muge Durusu-Tanriover, arqueóloga de la Universidad Temple de Filadelfia que no participó en el estudio, lo calificó de “pionero”.
“Ahora que sabemos que un fenómeno climático de gran magnitud pudo haber llevado al imperio hitita más allá de su punto de no retorno, hay más preguntas que hacerse sobre el cambio climático, su impacto en los Estados y la sociedad y, lo que es más importante, qué podemos aprender del pasado durante nuestra actual crisis climática”, afirmó en un comentario en Nature.