Los científicos han detectado la primera prueba tangible de la existencia de vapor de agua en la luna de Júpiter, Ganímedes, dando apoyo a la antigua hipótesis de que existe agua en la luna, y revelando un punto más cálido donde puede liberarse vapor de agua.
El estudio, cuyas conclusiones se publicaron en la revista académica Nature Astronomy, se basó en datos, nuevos y antiguos, del telescopio espacial Hubble de la NASA, según ésta.
La idea de la presencia de agua en las lunas de Júpiter no es nueva. De hecho, la presencia de agua en una luna en particular, Europa, ha sido un elemento básico de la ciencia ficción durante muchos años, sobre todo en la adaptación del libro y la película 2010: Odisea del Espacio Dos, de Arthur C. Clark- y posteriormente ganó mayor apoyo después de que la NASA descubriera en 2018 conductos de agua en la luna.
Mientras que Europa es bastante pequeña, más pequeña que la luna de la Tierra, su compañera la luna joviana Ganímedes es la luna más grande del sistema solar. De hecho, es más grande que el planeta Mercurio.
Durante mucho tiempo se creyó, basándose en pruebas circunstanciales, que Ganímedes contenía agua. En concreto, se pensaba que tenía más agua que la totalidad de los océanos de la Tierra. Pero al ser una luna sin la atmósfera y la temperatura cálidas de la Tierra, el agua en cuestión estaría toda congelada. Además, el océano de la luna no estaría en la superficie, sino a unos 160 kilómetros por debajo de su gruesa corteza rocosa y helada.
Las pruebas se remontan a 1998, cuando las imágenes del espectrógrafo del Hubble encontraron indicios de oxígeno molecular (O2), pero las características observadas no coincidían con las de una atmósfera de O2 puro.
En un principio se pensó que esto podía deberse a una alta concentración de oxígeno atómico (O), pero un estudio de 2018 que debía servir de apoyo a la misión Juno de la NASA descubrió que apenas había oxígeno atómico en la atmósfera de Ganímedes.
El líder del estudio de 2018, Lorenz Roth, del Real Instituto de Tecnología KTH de Estocolmo (Suecia), descubrió que la temperatura de la luna no es siempre tan gélida como se creía. En algunos momentos de su día, la zona cercana al ecuador de la Luna, conocida como punto subsolar, debido a que es donde la luz solar brilla directamente sobre ella, puede calentarse lo suficiente como para que su superficie helada deje escapar pequeñas cantidades de moléculas de agua, y las imágenes UV lo respaldan.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el punto subsolar cambia, debido al funcionamiento de la órbita de Ganímedes. A veces se encuentra en lo que se conoce como el hemisferio anterior, la parte de la luna que mira hacia Júpiter. Pero cuando está en el hemisferio posterior, que está orientado hacia el Sol, hay más vapor de agua debido a que está algo más caliente. Como señaló el astrónomo Phil Plait, esto significa que puede haber un factor de seis veces más vapor de agua cuando el punto subsolar está en el hemisferio posterior.
Estos hallazgos son especialmente significativos debido a la anticipación de la misión JUpiter ICy moons Explorer (JUICE) de la Agencia Espacial Europea (ESA), que tiene previsto lanzar una sonda en 2022 a Júpiter, para llegar en 2029, y observar el planeta y las tres lunas de Júpiter más grandes, incluido Ganímedes.
La NASA también tiene planes para las lunas de Júpiter, con una sonda llamada Europa Clipper que se lanzará a la luna del mismo nombre en 2024 y llegará en 2030, para ver si la luna puede albergar vida.