CABO CANAVERAL, Florida (AP) – El telescopio espacial más grande y potente del mundo llegó a su puesto de observación a un millón de millas de la Tierra el lunes, un mes después de que despegara en una búsqueda para contemplar el amanecer del universo.
A la orden, el telescopio espacial James Webb encendió sus cohetes propulsores durante casi cinco minutos para entrar en órbita alrededor del sol en su ubicación designada, y la NASA confirmó que la operación se desarrolló según lo previsto.
Los espejos del observatorio, de 10.000 millones de dólares, aún deben ser meticulosamente alineados y los detectores de infrarrojos suficientemente enfriados antes de que las observaciones científicas puedan comenzar en junio. Pero los controladores de vuelo en Baltimore estaban eufóricos después de anotar otro éxito.
“Estamos un paso más cerca de descubrir los misterios del universo. Y no puedo esperar a ver las primeras nuevas vistas del universo de Webb este verano”, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson, en un comunicado.
El telescopio permitirá a los astrónomos retroceder más que nunca en el tiempo, hasta el momento en que se formaron las primeras estrellas y galaxias, hace 13.700 millones de años. Esto es, apenas 100 millones de años desde el Big Bang, cuando se creó el universo.
Además de realizar observaciones estelares, Webb escaneará las atmósferas de los mundos extraterrestres en busca de posibles signos de vida.

El drama de los altos vuelos comenzó pocos días después del despegue.
Un parasol del tamaño de una pista de tenis se abrió sobre el telescopio a principios de enero, una semana y media después del lanzamiento del día de Navidad desde la Guayana Francesa. El espejo dorado del observatorio, de 6,5 metros de diámetro, se desplegó unos días después.
El lanzamiento del lunes puso el telescopio en órbita alrededor del sol en el llamado segundo punto de Lagrange, donde las fuerzas gravitacionales del sol y de la tierra se equilibran. La nave, de 7 toneladas, siempre está orientada hacia el lado nocturno de la Tierra para mantener sus detectores infrarrojos lo más fríos posible.
A 1 millón de millas (1,6 millones de kilómetros), Webb está a más de cuatro veces la distancia de la Luna.
“Vaya, qué viaje ha sido este último mes”, dijo Amber Straughn, científico adjunto del proyecto de la NASA.
Considerado el sucesor del telescopio espacial Hubble, que orbita a 530 kilómetros de altura, Webb está demasiado lejos para realizar reparaciones de emergencia. Eso hace que los hitos del último mes -y los que se avecinan- sean aún más críticos.
Los astronautas que caminan por el espacio han intervenido cinco veces en el Hubble. La primera operación, en 1993, corrigió la visión borrosa del telescopio, un defecto introducido durante la construcción del espejo en tierra.
Ya sea persiguiendo la luz óptica y ultraligera como el Hubble o la luz infrarroja como el Webb, los telescopios pueden ver más lejos y con más claridad cuando operan por encima de la atmósfera distorsionante de la Tierra. Por ello, la NASA se asoció con las agencias espaciales europea y canadiense para sacar el Webb y su enorme espejo -el más grande jamás lanzado- al cosmos.