Los estorninos de Rusia y Europa del este vuelan por el cielo en el sur de Israel, creando una exhibición de formas y movimientos cambiantes mientras pasan el invierno en Tierra Santa.
La bandada de estorninos lucía deslumbrantes exhibiciones de formas, que se asemejaban una vez a un pez, ahora una ballena gigante, ahora una gran bola enjambre a través de los cielos.
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Las murmuraciones, formas oscuras y cambiantes que parecen casi una actuación de ballet en el cielo, despertaron al desierto, por lo demás silencioso, cerca de Be’er Sheva, en el sur de Israel.
Al agruparse, el ornitólogo de la Universidad de Tel Aviv Yossi Leshem le dijo a Reuters, los estorninos no solo encuentran seguridad en su cantidad, sino que sus movimientos cambiantes y el cambio de forma colectiva confunden a los posibles depredadores.
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El vuelo sincronizado de una enorme bandada de estorninos es uno de los espectáculos de la naturaleza que mejor refleja la coordinación entre los miembros de una especie animal. Como si hubieran sido adiestrados para protagonizar un desfile aéreo, no solo vuelan con una organización impecable, sino que incluso dibujan con su trayectoria figuras perfectamente delineadas en el cielo.
La pregunta es ¿de dónde procede esa asombrosa coordinación que rige los movimientos sincronizados y las fluctuaciones rápidas? Lo cierto es que éste es uno de los grandes enigmas de la etología. La explicación más recurrente, aunque no demostrada, suele ser la seguridad. Al estar dentro de un grupo grande, las bandadas ofrecen protección, frente al raptor, como un halcón hambriento.