El IIBR desarrolla anticuerpos monoclonales que neutralizan el SARS-CoV-2, un paso clave para tratamientos efectivos contra el virus.
Avance del IIBR en anticuerpos monoclonales para COVID-19
El Instituto Israelí de Investigación Biológica (IIBR) anunció en mayo de 2020 un avance significativo en la lucha contra el COVID-19. Científicos del instituto, ubicado en Ness Ziona, desarrollaron un anticuerpo monoclonal capaz de neutralizar el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad. Este anticuerpo se une a la proteína de punta (spike) del virus, impidiendo que infecte células pulmonares. El Ministro de Defensa, Naftali Bennett, destacó el logro como un “hito significativo” en la búsqueda de tratamientos efectivos, según informó Reuters. El anticuerpo, diseñado para actuar como inmunización pasiva, activa el sistema inmune para atacar el virus de manera precisa.
El desarrollo del anticuerpo monoclonal cumple tres parámetros clave, según el Ministerio de Defensa de Israel. Primero, es un anticuerpo monoclonal, derivado de una sola célula, lo que garantiza alta pureza y baja presencia de proteínas dañinas. Segundo, demostró capacidad para neutralizar el SARS-CoV-2 en pruebas de laboratorio. Tercero, se probó específicamente contra este coronavirus, asegurando especificidad. El IIBR afirmó que este logro posiciona a Israel como líder en la investigación de tratamientos contra el COVID-19, según publicaciones científicas revisadas en 2020. El instituto inició el proceso de patentar el anticuerpo y busca socios farmacéuticos para producción a gran escala.
El anuncio del IIBR generó atención internacional, aunque expertos señalaron que el anticuerpo aún no se probó en humanos. Shuki Shemer, exdirector del Ministerio de Salud de Israel, indicó al Times of Israel que “han producido un anticuerpo que neutraliza el virus, pero aún hay un largo camino por recorrer en términos de pruebas y aprobación”. A diferencia de una vacuna, que induce inmunidad activa, este anticuerpo ofrece inmunización pasiva, proporcionando protección inmediata pero temporal. Esto lo convierte en una opción prometedora para tratar infecciones agudas, especialmente en pacientes vulnerables.
En paralelo, otros países avanzaron en investigaciones similares. Un equipo de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos desarrolló un anticuerpo monoclonal, el 47D11, que también se une a la proteína spike del virus, según un estudio publicado en Nature Communications en 2020. Asimismo, la farmacéutica estadounidense Regeneron anunció ensayos clínicos de anticuerpos neutralizantes, con planes de producción masiva para finales de 2020. Estos esfuerzos globales reflejan el interés en los anticuerpos monoclonales como herramienta contra el COVID-19.
Claves sobre anticuerpos monoclonales del IIBR contra SARS-CoV-2
- Neutralización: El anticuerpo del IIBR bloquea la proteína spike, impidiendo la entrada del virus en células humanas.
- Inmunización pasiva: Activa el sistema inmune sin requerir respuesta previa, ideal para tratamientos rápidos.
- Especificidad: Diseñado exclusivamente para el SARS-CoV-2, con mínima presencia de proteínas dañinas.
- Patente: El IIBR busca registrar el anticuerpo y asociarse con farmacéuticas para producción comercial.
- Pruebas: Aún no se realizaron ensayos clínicos en humanos, un paso crucial para su aprobación.
Contexto global de los anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos monoclonales son proteínas producidas en laboratorio que imitan la capacidad del sistema inmune para combatir patógenos. En el caso del SARS-CoV-2, estos anticuerpos se diseñan para adherirse a la proteína spike, bloqueando la infección. Desde el inicio de la pandemia, laboratorios como AstraZeneca, Eli Lilly, y Vir Biotechnology invirtieron en esta tecnología. Un ejemplo destacado es el cóctel de anticuerpos REGN-COV2 de Regeneron, utilizado en 2020 para tratar al expresidente estadounidense Donald Trump, según reportes de The New York Times. Este tratamiento redujo la carga viral en pacientes ambulatorios, según ensayos clínicos publicados en The New England Journal of Medicine.
El IIBR no solo se enfocó en anticuerpos. En 2020, el instituto comenzó a probar un prototipo de vacuna en roedores, según Reuters. Además, recolectó plasma de pacientes recuperados de COVID-19 para desarrollar terapias basadas en anticuerpos policlonales. Estos esfuerzos complementan el trabajo en anticuerpos monoclonales, ampliando las opciones terapéuticas. En 2021, el embajador de Israel en Colombia, Christian Cantor, anunció que el IIBR desarrolló una proteína capaz de reducir la carga viral, aunque aclaró que no era una vacuna ni una cura definitiva, según La República.
La investigación de anticuerpos monoclonales enfrentó desafíos. La aparición de variantes como Ómicron redujo la eficacia de algunos tratamientos, según la FDA, que en 2022 limitó el uso de anticuerpos como bamlanivimab y etesevimab debido a su menor efectividad contra esta variante. Sin embargo, anticuerpos como sotrovimab mostraron resistencia a mutaciones, según estudios en Nature Medicine. Estos hallazgos subrayan la necesidad de desarrollar anticuerpos versátiles, un área donde el IIBR busca contribuir.
Israel mantuvo un rol prominente en la investigación contra el COVID-19. Además del IIBR, la Universidad Hebrea de Jerusalén desarrolló un antibiótico inyectable para combatir infecciones secundarias causadas por el virus, según Nuevo Mundo Israelita. Estos avances reflejan el compromiso del país con soluciones científicas frente a la pandemia, respaldado por una inversión de 60 millones de dólares anunciada por el primer ministro Benjamin Netanyahu en 2020, según Cambio16.
Perspectivas y pasos futuros del IIBR
El anticuerpo del IIBR requiere ensayos clínicos en humanos para confirmar su seguridad y eficacia. Este proceso, que puede tomar meses, es esencial para obtener aprobación regulatoria. La FDA autorizó el uso de emergencia de anticuerpos como bamlanivimab en 2020, basándose en ensayos que mostraron una reducción de hospitalizaciones en pacientes de alto riesgo, según un comunicado de la agencia. El IIBR espera replicar este éxito, pero enfrenta competencia de farmacéuticas globales que ya producen anticuerpos a gran escala.
La producción masiva de anticuerpos monoclonales es un desafío logístico. Regeneron y Eli Lilly invirtieron millones en infraestructura para fabricar cientos de miles de dosis en 2020, según La Vanguardia. El IIBR busca socios internacionales para superar esta barrera, según EFE. La colaboración con farmacéuticas será clave para llevar el anticuerpo a pacientes en todo el mundo, especialmente en regiones con alta incidencia de COVID-19.
El impacto potencial del anticuerpo del IIBR es significativo. Los anticuerpos monoclonales ofrecen una solución inmediata para pacientes graves, complementando las vacunas. En 2021, la Cochrane Library revisó estudios que mostraron una reducción de hospitalizaciones con anticuerpos como casirivimab e imdevimab en pacientes no hospitalizados. Estos datos respaldan el enfoque del IIBR, aunque la falta de ensayos clínicos publicados limita las conclusiones sobre su anticuerpo.
El trabajo del IIBR se enmarca en un esfuerzo global para combatir el COVID-19. Desde el inicio de la pandemia, Israel invirtió en investigación y desarrollo, posicionándose como líder en innovación médica. El anuncio del anticuerpo monoclonal en 2020 marcó un hito, pero el camino hacia su aplicación práctica sigue en curso. La comunidad científica espera resultados de los ensayos clínicos para determinar si este anticuerpo cumplirá su promesa como herramienta clave contra el SARS-CoV-2.