Israel celebró dos trasplantes exitosos de corazones artificiales Aeson en los hospitales Hadassah y Sheba, lo que permitió salvar la vida de pacientes con insuficiencia cardíaca.
Hospitales israelíes pioneros en trasplantes de corazón artificial
Israel marcó un hito médico con la realización de dos trasplantes de corazón artificial en menos de una semana. El 25 de mayo de 2025, el Hospital Hadassah Ein Kerem en Jerusalén llevó a cabo el primer procedimiento de este tipo en el país, seguido por un segundo trasplante exitoso el 29 de mayo en el Centro Médico Sheba en Ramat Gan. Ambos procedimientos utilizaron el corazón artificial Aeson, fabricado por la empresa francesa CARMAT, un dispositivo avanzado que ha sido empleado en solo 114 cirugías de este tipo a nivel mundial.
El primer trasplante fue realizado por un equipo liderado por el Profesor Rabea Asleh, director de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca y del Centro de Investigación Cardiovascular de Hadassah, junto con el Dr. Alexander Lipey-Diamant, el Prof. Offer Amir y el Dr. Amit Korach. “Es un momento histórico”, afirmó Asleh. Cuatro días después, el Dr. Avi Morgan, director quirúrgico de la Unidad de Trasplante de Corazón y Corazón Artificial de Sheba, junto con el Dr. Leonid Sternik y el Dr. Eyal Nachum, completó el segundo procedimiento. Ambos pacientes, hombres de 50 y 60 años, padecían insuficiencia cardíaca biventricular, una condición en la que los ventrículos izquierdo y derecho no bombean sangre de manera efectiva, y enfrentan un riesgo inminente de muerte.
Los corazones artificiales Aeson, con un costo de 2,1 millones de shekels (594.900 dólares) cada uno, fueron financiados por los fondos nacionales de salud Clalit y Maccabi en Hadassah y Sheba, respectivamente. Este dispositivo, compuesto por polímeros sintéticos y tejidos biológicos derivados del corazón de vaca, reduce el riesgo de coágulos y elimina el rechazo inmunológico, una complicación común en trasplantes de corazones humanos. “No hay riesgo de rechazo con el corazón artificial”, explicó Morgan.
Ambos pacientes estaban en lista de espera para un trasplante de corazón humano, pero la escasez de donantes —con solo 30 a 40 trasplantes realizados anualmente en Israel— hace que el corazón artificial sea una solución crítica como trasplante puente. Según el Centro Nacional de Trasplantes, actualmente 97 personas esperan un corazón en el país, y cerca del 15% de los pacientes en lista mueren antes de recibir un órgano. “Simplemente no hay suficientes corazones para todos”, señaló Morgan.
Datos clave sobre el corazón artificial Aeson y su impacto
- El corazón Aeson de CARMAT ha sido utilizado en 114 procedimientos globalmente hasta mayo de 2025.
- Cada dispositivo cuesta 2,1 millones de shekels, cubierto por fondos de salud en Israel.
- El corazón artificial elimina el riesgo de rechazo inmunológico, a diferencia de los trasplantes humanos.
- En Israel, unas 180.000 personas padecen insuficiencia cardíaca, según la Sociedad Israelí del Corazón.
- Los pacientes pueden vivir hasta dos años con el dispositivo, con potencial para más tiempo.
Avances tecnológicos y entrenamiento médico para el procedimiento
El corazón artificial Aeson destaca por su tecnología avanzada, que permite ajustar el flujo sanguíneo según las necesidades del paciente. “Es un dispositivo inteligente”, afirmó Asleh, explicando que puede aumentar o disminuir su funcionamiento automáticamente. El dispositivo incluye un cable de alimentación que atraviesa la piel y se conecta a un paquete de baterías de dos kilogramos, permitiendo a los pacientes realizar actividades cotidianas como caminar o viajar en avión, aunque no nadar. Un aparato especial protege el dispositivo durante la ducha.
Antes de las cirugías, los equipos médicos de Hadassah y Sheba recibieron entrenamiento intensivo en París con expertos de CARMAT. En Israel, los pacientes pasaron por evaluaciones exhaustivas por equipos multidisciplinarios, incluyendo cardiólogos, anestesiólogos y especialistas en cuidados intensivos. Cada cirugía, que duró unas seis horas, requirió el uso de una máquina de circulación extracorpórea para mantener al paciente con vida mientras se reemplazaba el corazón natural por el artificial. “Detenemos el corazón y desviamos la sangre para trabajar en un campo sin sangre”, explicó Morgan.
La insuficiencia cardíaca afecta a cerca de 180.000 israelíes, según estimaciones de la Sociedad Israelí del Corazón, representando el 1,8% de la población de 10,1 millones. Cuando los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos no son suficientes, el trasplante de corazón es la última opción. Sin embargo.
El primer trasplante de corazón humano exitoso, realizado en Sudáfrica en 1967, marcó un precedente, aunque el paciente murió 18 días después debido a complicaciones inmunológicas. A diferencia de aquel hito, el corazón artificial Aeson utiliza materiales biocompatibles que minimizan riesgos, ofreciendo una alternativa viable para pacientes en estado crítico.
Perspectivas futuras y recuperación de los pacientes
Ambos pacientes se recuperan actualmente en los hospitales, donde permanecerán entre cuatro y seis semanas para rehabilitación, aprendizaje sobre nutrición y manejo del dispositivo. Posteriormente, serán inscritos en la lista de espera para un trasplante de corazón humano. El tiempo récord de supervivencia con un corazón artificial es de dos años, pero Morgan señaló que el diseño sofisticado del Aeson podría permitir una mayor duración sin complicaciones.
A pesar de los avances, el alto costo del dispositivo limita su uso. Asleh indicó que, en el futuro cercano, solo se realizarán un número reducido de estas cirugías al año en Israel. Sin embargo, vislumbra innovaciones como un corazón artificial sin cable de alimentación, lo que representaría “un cambio sustancial en las reglas del juego”.
El impacto emocional de los trasplantes también fue abordado por Morgan, quien relató una anécdota sobre un paciente con un trasplante de corazón humano que desarrolló un inesperado amor por las flores, posiblemente influido por el donante, un florista. En contraste, afirmó que el corazón artificial no debería alterar las preferencias personales de los pacientes.