El Ministerio de Sanidad de Israel ha identificado menos de 10 casos de inflamación del corazón tras una tercera dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech entre los millones de administrados, según datos publicados recientemente.
Israel comenzó a administrar refuerzos a los grupos de riesgo en julio y a finales de agosto amplió su campaña para incluir a cualquier persona mayor de 12 años, cinco meses o más después de una segunda dosis.
Tras iniciar su campaña de vacunación rápida relativamente pronto, en diciembre, Israel fue uno de los primeros países en informar de que la protección de la vacuna disminuía con el tiempo, y desde entonces ha considerado que su campaña de refuerzo es segura y eficaz.
La campaña de refuerzo está siendo observada de cerca en Estados Unidos, donde se han puesto en marcha las terceras vacunas de Pfizer para los mayores de 65 años, todas las personas con alto riesgo de padecer la enfermedad y otras que se exponen regularmente al virus.
En los datos publicados a última hora del jueves, el Ministerio de Sanidad informó de nueve casos de miocarditis dentro de cuatro grupos de edad que comprendían más de 1,5 millones de personas que habían recibido la vacuna de refuerzo.
Todos eran varones, tres tenían entre 16 y 29 años y seis estaban en el grupo de 30 a 59 años. Todavía se estaban revisando otros ocho posibles casos. La mayoría de los casos de miocarditis suelen ser leves, según el Ministerio.
En total, de los 3,2 millones de israelíes que han recibido la tercera vacuna, 25 informaron de acontecimientos adversos graves que aparecieron en los 30 días siguientes a la inyección, incluida la miocarditis, aunque todavía no se había establecido una relación causal entre muchos de ellos.
Empleando una estrategia de “vivir con el COVID”, el gobierno espera que los refuerzos, administrados hasta ahora a alrededor de un tercio de los 9,3 millones de habitantes, eviten un brote de la variante Delta mientras la economía se mantiene abierta.
Desde que la variante Delta comenzó a propagarse en junio, el gobierno ha vuelto a imponer el uso de mascarillas en interiores y los israelíes requieren un Pase Verde -un documento digital que confirma la inmunización completa, incluida una tercera vacuna, o la recuperación de la enfermedad- para entrar en la mayoría de los lugares de ocio. Los profesores deben estar vacunados o someterse a pruebas para poder entrar en las escuelas.
El número de pacientes de COVID-19 hospitalizados en estado grave ha ido disminuyendo en los últimos días, al igual que el número de casos diarios confirmados, que ahora se sitúa en torno a los 4.000, frente a los cerca de 8.000 de hace un mes.
Sin embargo, los expertos temen que, con la reapertura de los colegios esta semana tras las vacaciones judías, la enfermedad se dispare de nuevo. Han instado al gobierno a tomar más medidas para frenar los contagios, como limitar las grandes aglomeraciones y no depender únicamente de los refuerzos.