Investigadores de Tel Aviv usan CRISPR para eliminar tumores en ratones, con ensayos humanos previstos en dos años.
Avance pionero en terapia genética contra el cáncer
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv, liderados por el Prof. Dan Peer, han desarrollado un tratamiento revolucionario que utiliza la tecnología CRISPR/Cas9 para combatir el cáncer. En un estudio publicado en Science Advances en noviembre de 2020, el equipo demostró que este método elimina células cancerosas en ratones con glioblastoma y cáncer de ovario metastásico. La técnica emplea nanopartículas lipídicas para administrar el sistema CRISPR, que corta el ADN de las células tumorales, neutralizándolas sin dañar tejidos sanos. Los resultados muestran un aumento del 30% en la supervivencia de ratones con glioblastoma y del 80% en aquellos con cáncer de ovario.
El sistema, denominado CRISPR-LNPs, encapsula ARN mensajero que codifica la enzima Cas9, la cual actúa como tijeras moleculares. Estas nanopartículas se dirigen específicamente a las células cancerosas gracias a su diseño, que reconoce proteínas en la superficie de los tumores. Peer destacó que el tratamiento no presenta efectos secundarios, a diferencia de la quimioterapia, y que las células tratadas no vuelven a activarse. “Este es el primer estudio en el mundo que prueba que CRISPR puede tratar el cáncer eficazmente en un animal vivo”, afirmó.
El equipo seleccionó dos de los cánceres más letales para probar la tecnología. El glioblastoma, un agresivo cáncer cerebral, tiene una esperanza de vida promedio de 15 meses y una tasa de supervivencia a cinco años del 3%. El cáncer de ovario metastásico, por su parte, es la principal causa de muerte por cáncer en el sistema reproductivo femenino, con solo un tercio de las pacientes sobrevivientes. Una sola inyección de CRISPR-LNPs duplicó la esperanza de vida en ratones con glioblastoma y mejoró significativamente los resultados en modelos de cáncer de ovario.
El estudio, financiado por el Israel Cancer Research Fund (ICRF), marca un hito en la aplicación de la edición genética para terapias oncológicas. Peer señaló que la tecnología podría adaptarse para tratar otros tipos de cáncer y enfermedades genéticas, como la distrofia muscular de Duchenne. Los investigadores ya negocian con corporaciones internacionales a través de Ramot, la empresa de transferencia tecnológica de la universidad, para llevar el tratamiento a ensayos clínicos en humanos en un plazo de dos años.
Datos clave sobre la terapia CRISPR en cáncer
- El sistema CRISPR-LNPs utiliza nanopartículas lipídicas para entregar ARN mensajero que codifica la enzima Cas9.
- En ratones, el tratamiento eliminó el 50% de los tumores de cabeza y cuello tras tres inyecciones en 84 días.
- El glioblastoma tratado con CRISPR-LNPs mostró una supervivencia mejorada en un 30%.
- El cáncer de ovario metastásico registró un aumento del 80% en la supervivencia de los modelos animales.
- El tratamiento se proyecta para ensayos clínicos humanos en 2023, según estimaciones de 2020.
Progresos recientes en el uso de CRISPR
En 2025, el equipo de Peer amplió su investigación, enfocándose en cánceres de cabeza y cuello, que representan la quinta causa de mortalidad por cáncer. En un estudio publicado en Advanced Science, liderado por la Dra. Razan Masarwy, los investigadores lograron eliminar el 50% de los tumores en ratones tras tres inyecciones espaciadas una semana, dirigidas al gen SOX2, esencial para la supervivencia de las células cancerosas. Las inyecciones redujeron los tumores en un 90%, haciéndolos menos agresivos y más manejables. Peer expresó optimismo sobre los ensayos clínicos, previstos para dentro de dos a tres años.
La tecnología emplea lípidos sintéticos que imitan membranas biológicas, diseñados para transportar el sistema CRISPR en formato de ARN. Estos lípidos, recubiertos con anticuerpos que reconocen el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGF), aseguran una entrega precisa a las células tumorales. “Apuntamos al SOX2 porque está sobreexpresado en estos tumores”, explicó Peer. El enfoque desafía la creencia previa de que eliminar un solo gen no bastaría para destruir un tumor, demostrando que ciertos genes son críticos para la supervivencia del cáncer.
Los avances de Tel Aviv se basan en el trabajo pionero de Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, quienes recibieron el Premio Nobel de Química 2020 por desarrollar CRISPR/Cas9. La técnica, inspirada en un mecanismo de defensa bacteriano, permite editar el ADN con precisión quirúrgica. En el caso del cáncer, el sistema corta secuencias específicas del ADN tumoral, desencadenando la muerte celular o haciéndolas vulnerables al sistema inmunológico. Este enfoque minimiza el daño a tejidos sanos, un problema común en tratamientos convencionales.
El laboratorio de Peer, parte de la Shmunis School of Biomedicine and Cancer Research, colabora con expertos como la Dra. Dinorah Friedmann-Morvinski, el Dr. Zvi Cohen del Sheba Medical Center, y la Prof. Judy Lieberman de Harvard Medical School. Estas alianzas han fortalecido la investigación, que ahora explora aplicaciones en mieloma, linfoma y cáncer de hígado. Los resultados sugieren que la terapia podría personalizarse según biopsias de pacientes, administrándose mediante inyecciones generales o directamente en el tumor.
Contexto global de la investigación oncológica
El uso de CRISPR en el cáncer no se limita a Israel. En 2019, la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos realizó los primeros ensayos clínicos con CRISPR para tratar pacientes con mieloma múltiple y sarcoma, editando células inmunes para mejorar su capacidad de atacar tumores. Los resultados iniciales indicaron que el tratamiento era seguro, aunque la eficacia aún requiere más estudios. En China, científicos han aplicado CRISPR en pacientes con cáncer desde 2016, pero los ensayos han enfrentado críticas por falta de transparencia.
La investigación de Tel Aviv destaca por su enfoque en la entrega directa al tumor, superando un obstáculo clave en la aplicación clínica de CRISPR. Los sistemas de entrega tradicionales, como los vectores virales, presentan riesgos de toxicidad y baja eficiencia. Las nanopartículas lipídicas desarrolladas por Peer ofrecen una alternativa segura y específica, similar a la tecnología usada en vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19. Este paralelismo subraya el potencial de los medicamentos moleculares basados en ARN para transformar la medicina.
A pesar de los avances, los investigadores advierten sobre riesgos. Un estudio de 2022 en la Universidad de Tel Aviv, liderado por el Dr. Adi Barzel, encontró que CRISPR puede causar inestabilidad genómica en células T, lo que podría desencadenar cáncer a largo plazo. Para mitigar esto, se proponen métodos como la eliminación de células dañadas antes de su administración. Estos hallazgos reflejan el enfoque cauteloso de la comunidad científica hacia la edición genética.
La investigación oncológica en Israel, respaldada por instituciones como el ICRF, posiciona al país como líder en innovación médica. Los esfuerzos del equipo de Peer no solo abren nuevas vías para tratar el cáncer, sino que también inspiran avances en enfermedades genéticas y virales. A medida que la tecnología CRISPR evoluciona, su integración en la práctica clínica promete revolucionar el tratamiento de enfermedades antes consideradas incurables.