Deep Instinct, fundada en Tel Aviv, usa redes neuronales para detectar malware en tiempo real, logrando 99% de eficacia tras financiación de 100 millones en 2021.
Deep Instinct lidera la ciberseguridad con inteligencia artificial
En un entorno donde los ciberataques evolucionan con rapidez, Deep Instinct, empresa fundada en Tel Aviv en 2015, ha emergido como pionera en ciberseguridad al emplear redes neuronales profundas para neutralizar amenazas en tiempo real. Su plataforma, Data Security X (DSX), identifica malware y ataques de día cero con una tasa de detección superior al 99%, según pruebas independientes realizadas por Unit 221B, que reportaron un 99.78% de eficacia contra malware desconocido. La tecnología, que opera en menos de 20 milisegundos, supera en velocidad a los sistemas tradicionales, bloqueando amenazas antes de que se ejecuten.
La empresa, creada por Guy Caspi, Nadav Maman y Dr. Eli David, aprovecha el aprendizaje profundo, una rama avanzada de la inteligencia artificial inspirada en el funcionamiento del cerebro humano. A diferencia de soluciones basadas en firmas o comportamiento, que reaccionan tras la ejecución de un ataque, Deep Instinct entrena su modelo con millones de muestras de código malicioso y legítimo, lo que le permite predecir y prevenir amenazas desconocidas. Este enfoque ha reducido los falsos positivos a menos del 0.1%, un logro destacado frente a los sistemas de aprendizaje automático convencionales, que analizan solo el 2-5% de los datos disponibles.
En 2021, Deep Instinct recaudó 100 millones de dólares en una ronda de financiación Serie D liderada por BlackRock, con participación de Untitled Investments, Anne Wojcicki y socios previos como NVIDIA y HP. Esta inyección de capital, que elevó el total recaudado a 200 millones, ha permitido expandir operaciones en Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico, triplicando su base de clientes empresariales en un año. Entre sus socios estratégicos, HP integró la tecnología en su solución SureSense, implementada en dispositivos EliteBook y ZBook, mientras que Samsung y LG también respaldan la plataforma.
La velocidad de Deep Instinct es un diferenciador clave. Según Guy Caspi, exmiembro de la unidad de ciberinteligencia 8200 del ejército israelí, el sistema detecta anomalías en 10 milisegundos, frente a los 30 milisegundos considerados como límite para el procesamiento en tiempo real. Esto permite bloquear ataques antes de que comprometan infraestructuras críticas, como las de sectores financieros, sanitarios o gubernamentales, que forman parte de su cartera de clientes, incluyendo varias empresas del Global 2000.
Datos clave sobre la tecnología de Deep Instinct
- Tasa de detección: Supera el 99% para malware desconocido, con un 96.4% en ataques personalizados, según pruebas de Unit 221B.
- Falsos positivos: Inferior al 0.1%, minimizando interrupciones operativas.
- Velocidad de respuesta: Neutraliza amenazas en menos de 20 milisegundos, 750 veces más rápido que la encriptación de ransomware.
- Integración: Compatible con EDR, SIEM, SOAR y sistemas de almacenamiento como Dell CAVA y NetApp Vscan.
- Alcance: Protege endpoints, servidores, dispositivos móviles y entornos en la nube.
Protección preejecutiva frente a amenazas emergentes
El enfoque de Deep Instinct se centra en la prevención antes de la ejecución, en contraste con soluciones de detección y respuesta como EDR o XDR, que actúan tras la materialización de un ataque. Su plataforma DSX Brain, basada en redes neuronales profundas, analiza el 100% de los datos crudos, superando las limitaciones de los sistemas de aprendizaje automático que dependen de la intervención humana para seleccionar características. Este método ha demostrado ser efectivo contra ransomware, ataques sin archivo y exploits que aprovechan vulnerabilidades desconocidas.
En 2019, la empresa destacó por una iniciativa inusual: encargó al artista chino Guo O. Dong la obra The Persistence of Chaos, un portátil infectado con seis tipos de malware que causaron daños por 95 mil millones de dólares. Subastada por 1.34 millones de dólares, la pieza subrayó la magnitud de las amenazas cibernéticas. Ese mismo año, Deep Instinct reportó un aumento en ataques de spyware, ransomware y técnicas avanzadas como scripts y documentos maliciosos, tendencias que se intensificaron en 2020 con un incremento del 244% en ataques de ransomware respecto al año anterior.
La plataforma también incorpora DIANNA, una herramienta de análisis de malware impulsada por inteligencia artificial generativa, que utiliza Amazon Bedrock para ofrecer explicaciones detalladas de amenazas en menos de 10 segundos. DIANNA actúa como un equipo virtual de analistas, mejorando la eficiencia de los centros de operaciones de seguridad (SOC) y reduciendo el agotamiento de los equipos al minimizar alertas innecesarias. Esta capacidad es crucial en un contexto donde el 75% de los profesionales de ciberseguridad reportaron un aumento de ataques en 2023, con un 85% atribuyéndolo al uso de inteligencia artificial por parte de actores maliciosos.
La tecnología de Deep Instinct se adapta a entornos híbridos, protegiendo datos en reposo o en movimiento, desde almacenamiento en la nube hasta dispositivos móviles. Su integración con sistemas como Amazon S3 y NetApp garantiza escalabilidad empresarial, mientras que su diseño ligero reduce hasta 10 veces los costos de infraestructura en comparación con soluciones tradicionales. En 2020, la empresa alcanzó la certificación ISO 27001 y fue reconocida por SE Labs por lograr un 100% de detección en pruebas de ataques con y sin archivo.
Impacto global y proyección futura
Con sede operativa en Nueva York y un fuerte enfoque en investigación en Tel Aviv, Deep Instinct ha consolidado su posición en el mercado global. En 2022, Lane Bess, exdirector de Palo Alto Networks y Zscaler, asumió como CEO, destacando el potencial de la tecnología para transformar la ciberseguridad. Bess destacó que “prevenir antes que detectar” es la clave para enfrentar un panorama de amenazas donde los ataques de día cero crecen exponencialmente, impulsados por inteligencia artificial maliciosa conocida como Dark AI.
El respaldo de inversores como NVIDIA, que en 2017 proporcionó acceso a redes neuronales basadas en GPU y la plataforma CUDA, ha sido fundamental para optimizar la capacidad de detección de la empresa. La colaboración con socios como Novacoast y Nuvias Group refuerza su estrategia centrada en canales, permitiendo a pequeñas y medianas empresas acceder a soluciones de seguridad de nivel empresarial. En 2024, CRN incluyó a Deep Instinct entre las 20 empresas de ciberseguridad de inteligencia artificial más destacadas, un reconocimiento a su innovación.
El informe de amenazas de 2025 de Deep Instinct revela un aumento del 30% en ataques cibernéticos globales respecto a 2023, con un énfasis en campañas de phishing generadas por inteligencia artificial y ataques a la cadena de suministro. La empresa proyecta que la adopción de soluciones preventivas basadas en aprendizaje profundo será crítica para contrarrestar estas amenazas, especialmente en regiones afectadas por tensiones geopolíticas como Ucrania, Israel y Taiwán. Su plataforma, que combina velocidad, precisión y escalabilidad, posiciona a Deep Instinct como un actor clave en la protección de infraestructuras críticas a nivel mundial.
Con un crecimiento de ingresos anuales del 400% en 2019 y una base de clientes que se triplicó en el mismo período, Deep Instinct planea un futuro ambicioso, incluyendo una posible oferta pública inicial en Estados Unidos valorada en más de 10 mil millones de dólares. Su tecnología, respaldada por pruebas rigurosas y adopción empresarial, demuestra el potencial de la inteligencia artificial para redefinir la ciberseguridad, protegiendo datos en un mundo cada vez más digitalizado.