El Tribunal del Distrito Central anuló la decisión de un tribunal inferior en el caso de confusión de embriones en la clínica de fertilización in vitro (FIV) de Assuta, dictaminando que una niña de dos años deberá permanecer con la mujer que la gestó y su pareja, en lugar de ser entregada a sus padres genéticos.
Sophia, nacida en 2022 tras un error de implantación, ha sido criada por la mujer que la dio a luz sin conocer la equivocación. En noviembre de 2024, el Tribunal de Familia de Rishon Lezion ordenó que la niña fuera entregada a sus padres genéticos, aunque la medida no llegó a ejecutarse.
Un panel de tres jueces del tribunal de distrito determinó que los derechos parentales de la madre biológica y su pareja prevalecen sobre los de los padres genéticos. Argumentaron que la mujer llevó el embarazo sin saber del error y asumió riesgos por la salud del bebé, sometiéndose a una cirugía fetal que puso en peligro su vida pese a las recomendaciones médicas de interrumpir la gestación.
Los jueces resaltaron que, desde una perspectiva ética, “así como no se extrae un feto del vientre de su madre, tampoco se le debe arrebatar a un niño de sus brazos”.
Sin embargo, el fallo permite que los padres genéticos mantengan un contacto cercano con Sophia, bajo la supervisión de los servicios de asistencia social.
El error en la clínica Assuta se descubrió cuando el feto presentó problemas médicos y las pruebas genéticas confirmaron que la mujer gestante y su pareja no eran sus padres biológicos.
El tribunal de primera instancia basó su decisión en un informe profesional que identificaba a los padres genéticos como los “padres naturales” de la niña, concluyendo que sería mejor que fuera criada por ellos. Otra opinión experta recomendó que permaneciera con su madre biológica, argumento que finalmente prevaleció en la apelación.