Hamás rechazó la decisión de Israel de aplazar la excarcelación de terroristas palestinos, asegurando que la justificación de las “ceremonias humillantes” en la entrega de rehenes es un pretexto para evadir sus compromisos en el acuerdo de liberación y alto el fuego en Gaza.
Ezzat El Rashq, miembro del buró político de Hamás, calificó la medida de Benjamin Netanyahu como un intento deliberado de socavar el pacto y una violación clara de sus términos. En respuesta, Israel argumentó que la suspensión se mantendrá hasta recibir garantías de que Hamás pondrá fin a las celebraciones públicas organizadas para recibir a los rehenes.
La oficina del primer ministro israelí anunció la decisión luego de que más de 600 terroristas palestinos presos, listos para salir de la prisión de Ofer, fueran obligados a descender de los autobuses en el último momento. La liberación estaba prevista como parte del acuerdo para la entrega de seis rehenes por parte de Hamás ese mismo día.
El malestar en Israel aumentó por la gestión del traslado de los cuerpos de Shiri Bibas y sus dos hijos pequeños, asesinados en cautiverio, y por un video de propaganda en el que se observa a los rehenes en ceremonias organizadas por Hamás. Ante esto, Netanyahu exigió el fin de estas exhibiciones antes de reanudar la excarcelación.
Pese a las recomendaciones de los jefes de seguridad, Netanyahu tomó la decisión tras una reunión con los ministros Israel Katz, Gideon Sa’ar, Bezalel Smotrich y Aryeh Deri, sin consultar previamente a las autoridades de defensa. Funcionarios habían asumido que la excarcelación seguiría adelante, pero el incumplimiento de Hamás en cesar las manifestaciones alrededor de los rehenes liberados llevó al cambio de postura.
El anuncio oficial confirmó la suspensión de la liberación de cientos de terroristas hasta que Hamás garantice el fin de las ceremonias públicas. En Judea y Samaria, familiares de los terroristas encarcelados esperaban en el frío antes de dispersarse entre lágrimas al conocer la medida.
Cinco de los seis rehenes liberados el sábado fueron presentados en actos propagandísticos junto a terroristas enmascarados, un hecho condenado por la ONU y la Cruz Roja. Entre ellos estaban Tal Shoham, Omer Shem Tov, Omer Wenkert, Eliya Cohen, Avera Mengistu y Hisham al-Sayed. En una de las ceremonias, Omer Shem Tov fue obligado a besar la cabeza de dos combatientes y saludar a la multitud.
Las negociaciones para la segunda fase del alto el fuego siguen sin avances mientras la primera etapa se acerca a su fin. Los rehenes liberados vestían uniformes militares falsos, aunque ninguno pertenecía al ejército al momento de su captura. El ejército israelí confirmó que Hisham al-Sayed y Avera Mengistu, retenidos en Gaza desde 2015 y 2014, apenas reaccionaron tras su liberación.
Israel había planificado la excarcelación de 602 terroristas, incluidos 50 condenados a cadena perpetua por ataques mortales y 60 con largas sentencias. Entre ellos figuraba Nael Barghouti, encarcelado desde 1978 por el asesinato de un conductor de autobús y liberado en el acuerdo de Gilad Shalit en 2011, pero detenido nuevamente en 2014 por terrorismo.
El listado de liberados incluía a 47 terroristas excarcelados en el pacto Shalit y luego recapturados, como Ammar Zaban, alto mando de Hamás y líder de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa en la Segunda Intifada. Condenado a 27 cadenas perpetuas por su participación en atentados, Zaban debía ser deportado tras su salida.
Casi 100 terroristas serían enviados al extranjero, 11 a Gaza y 43 a Judea, Samaria y Jerusalén Oriental. Además, 445 palestinos detenidos desde el 7 de octubre sin cargos formales quedarían en libertad. Antes de la excarcelación, el jefe del Servicio Penitenciario de Israel, Kobi Yaakobi, ordenó que los reclusos vistieran camisetas con un versículo de los Salmos en árabe: “Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y no volví hasta su destrucción”. También llevaban brazaletes con la frase: “El pueblo eterno no olvida”.