En los últimos años, Hezbolá, una organización terrorista designada por los Estados Unidos, el Reino Unido, Israel, la Unión Europea (solo su ejército militar) y otros, ha estado aumentando su fuerza en el Líbano y sustituyendo lentamente la relevancia del gobierno por el desvío de las instituciones y la prestación de servicios civiles en lugar del gobierno.
Hezbolá dirige varios programas sociales: ayuda financiera, formación de agricultores, tratamiento gratuito para los miembros de Hezbolá, gestión de hospitales y clínicas, por nombrar solo algunos. La mayoría de los programas de Hezbolá benefician a la población chiíta del sur del Líbano. En el momento más álgido de este coronavirus, el Líbano no pudo pedir prestados 1.200 millones de dólares el pasado mes de marzo, lo que creó las condiciones para que Hezbolá asumiera el papel de gobierno en la prestación de servicios civiles.
Armada con dinero iraní (que ha disminuido desde las sanciones estadounidenses contra Irán), esta organización terrorista tiene la oportunidad de expandir su influencia más allá de la comunidad chiíta del sur. Cuando el país esté al borde de la quiebra, la confianza de la gente en el gobierno disminuirá, mientras que la de Hezbolá se fortalecerá.
Como sabemos, en las últimas elecciones generales de 2018, Hezbolá recibió el 16,5% de los votos, más que cualquier otro partido político. Al reemplazar al gobierno, la influencia de Hezbolá podría crecer aún más. Este aspecto debe tenerse en cuenta en las futuras elecciones. Esto podría cambiar la política interna del Líbano y amenazar la estabilidad futura de la región.
En un esfuerzo por aumentar su influencia política en Beirut después de las elecciones, Hezbolá acogió el ministerio de Salud y nombró a Hamad Hassan como ministro. La actual pandemia ha hecho que el nuevo ministro se reduzca a la mínima expresión y está sirviendo de prueba. Si Hassan puede hacer frente a la crisis, Hezbolá será visto como un actor político legítimo.
Hezbolá tenía un buen punto de partida: algunos de sus combatientes habían regresado de Irán, donde ayudaron a combatir el virus, dándoles la oportunidad de aprender de los errores de su protegido. El partido movilizó decenas de miles de trabajadores de la salud e invirtió en el alquiler de un hospital desactivado y en la formación de decenas de centros de salud. La organización parece haber tenido éxito en la gestión del coronavirus, aumentando así su influencia aún más.
Lo más preocupante es que Hezbolá, que se encuentra en una oleada de altas tasas de aprobación en la sociedad libanesa, junto con su creciente control en el gobierno y el parlamento, siente un incentivo innecesario para asumir mayores riesgos y desestabilizar aún más la región.
Dado que los militantes de Hezbolá también están activos en Siria e Irak, este riesgo no solo afecta a las operaciones de los Estados Unidos en la región, sino también a sus aliados regionales. La credibilidad de Hezbolá, por ejemplo, puede motivar a una organización terrorista a continuar desarrollando un programa de municiones para su uso como objetivo de Irán. Este programa letal está diseñado para mejorar los 150.000 “misiles ficticios” de Hezbolá insertando un componente de GPS y alas en cada misil para que puedan acercarse a un objetivo predeterminado y puedan ajustar su trayectoria en el aire. Esto se considera una de las mayores amenazas de Israel, ya que la Cúpula de Hierro está diseñada para interceptar misiles. Además, si Hezbolá lanza cientos de misiles simultáneamente, sobrecargará el sistema de la Cúpula de Hierro.
Hay varias maneras de reducir ese riesgo. El primer paso que hay que dar es asegurarse de que el Líbano no sea rescatado sin garantías del gobierno, lo que desataría las cuerdas entre él y Hezbolá. Es fundamental que una parte de la financiación del rescate se canalice a los servicios de salud y sociales a fin de eliminar los programas médicos y civiles de Hezbolá.
La aplicación de las leyes de lucha contra el terrorismo y las leyes sobre la financiación de las organizaciones terroristas también es crucial. Al mismo tiempo, debemos apoyar a los partidos del Parlamento que se oponen al bloque de Amal Hezbolá. Si permitimos que Hezbolá gane más poder e influencia en el Líbano, esto conducirá a conflictos aún mayores en todo el Oriente Medio.
Además, si esperamos a que el país se salve en un momento en que Hezbolá ya es demasiado fuerte, Hezbolá puede tomar un préstamo para la recuperación financiera, solo aumentará la credibilidad de la organización en la mente de la gente. Al igual que con el coronavirus, debemos actuar ahora y con decisión antes de perder el control de la situación.