Naim Qassem, líder de Hezbolá, reconoció que el grupo terrorista libanés no anticipó la magnitud de las capacidades de vigilancia de Israel antes de la operación de localizadores en septiembre. En esa acción, miles de bíperes usados por agentes de Hezbolá explotaron en el Líbano, dejando decenas de muertos y miles de heridos.
En una entrevista con al-Mayadeen, medio afín a Hezbolá, publicada el martes, Qassem reveló que una investigación interna expuso fallas graves en los procesos de adquisición del grupo, iniciados hace más de un año. “No detectamos que la cadena de suministro estaba comprometida”, afirmó.
El líder explicó que los controles de seguridad de Hezbolá no identificaron los explosivos insertados en cada localizador. Sin embargo, días antes de los ataques, algunos operativos notaron anomalías. “Se intentó inspeccionar los dispositivos de forma distinta, incluso abrirlos, tras detectar irregularidades que generaron dudas”, señaló. Esto, según Qassem, pudo haber llevado a Israel a detonar los bíperes antes de lo previsto.
Tras el asesinato de Hassan Nasrallah, Qassem asumió el liderazgo de Hezbolá, grupo respaldado por Irán. Admitió que desconocían el alcance de la vigilancia israelí. “Sabíamos de posibles escuchas, pero no de su escala, casi total y muy extensa”, expresó. Estimó que Israel recolecta datos mediante vigilancia aérea desde el fin de la Segunda Guerra del Líbano, hace 17 años, un nivel de profundidad que Hezbolá no comprendió.
Qassem descartó una infiltración significativa de espías israelíes en los rangos altos de Hezbolá. “No hay evidencia de una vasta infiltración humana”, aseguró. El ataque con localizadores inició una ofensiva militar israelí contra Hezbolá, tras casi un año de enfrentamientos fronterizos.
Estos comenzaron cuando Hezbolá lanzó ataques en solidaridad con Hamás, un día después del asalto de este el 7 de octubre de 2023. Los combates cesaron en noviembre con un alto el fuego negociado por Estados Unidos.
El líder de Hezbolá justificó los ataques diarios contra Israel tras el 7 de octubre, en lugar de una guerra total. “Una guerra a gran escala requiere una preparación que no teníamos”, afirmó. “Optamos por un apoyo limitado y monitoreamos los eventos para decidir con claridad”.
Según Qassem, Hamás no coordinó con Hezbolá antes del ataque, y ambos grupos debatieron luego si intensificar las acciones. “Hacer más no habría cambiado el resultado”, sostuvo, y añadió que “la agresión israelí fue extrema, con nuevas reglas de enfrentamiento y apoyo de Estados Unidos”.
Sobre los recientes ataques israelíes en el Líbano, Qassem advirtió: “La resistencia no esperará indefinidamente. Hay límites”. Israel sostiene que el acuerdo de alto el fuego le permite actuar contra amenazas de Hezbolá, y acusa al grupo de violar el pacto, lo que este niega. “No existe una tercera vía entre la victoria y el martirio. La rendición no es opción”, concluyó Qassem.