La gente está huyendo de una oleada de ataques en el norte de Mozambique donde los testigos han descrito decapitaciones, secuestros en masa y aldeas quemadas hasta los cimientos, dijo la ONU el viernes.
Las autoridades dijeron que los grupos armados han intensificado los asaltos en la provincia de Cabo Delgado, el centro de una insurgencia islamista que ha matado a cientos de personas desde que comenzó en 2017.
La región norte también es el hogar de uno de los mayores hallazgos recientes de gas del mundo, donde trabajan Exxon Mobil Corp, Total y otros.
Los aldeanos desplazados han descrito asesinatos, mutilaciones, torturas y cosechas destruidas, dijo Andrej Mahecic, el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
“Hablan de hombres en particular que son atacados y decapitados, y de muchísimos informes de mujeres y niños… que son secuestrados o simplemente desaparecen”, dijo en una reunión informativa en Ginebra.
Algunos de los atacantes parecían ser bandidos. “Pero también existe el elemento de que algunos de los grupos son impulsados por ideas ideológicas o de otro tipo. Y han sido bastante crueles… en la propagación del terror en esta parte de Mozambique”, añadió Mahecic.
ACNUR dijo que ha ocurrido un fuerte aumento de la violencia en los últimos meses, y las últimas semanas han sido el período más turbulento desde que comenzaron los ataques en octubre de 2017. En total, 100.000 personas han sido desarraigadas por la violencia en los últimos dos años.
“En total, se han producido al menos 28 ataques en la provincia desde principios de año”, dijo Mahecic.
Los militantes, que pregonan su marca de islam como antídoto a lo que describen como una élite gobernante corrupta, se llamaron a sí mismos Ahlu Sunnah Wa-Jama cuando comenzaron a lanzar ataques en 2017.
Más recientemente, el Estado islámico ha reivindicado la responsabilidad a través de sus medios de comunicación, aunque no ha habido una confirmación independiente de un vínculo.