Dos personas murieron el jueves en enfrentamientos al sur de Beirut con partidarios de Hezbolá. Tres más resultaron heridas cuando estallaron los combates en la ciudad de Khaldeh.
El tiroteo se desató después de que los partidarios de Hezbolá levantaran una bandera religiosa enfureciendo a los miembros de las tribus locales, que apoyan al rival Movimiento del Futuro.
Los combates se intensificaron hasta convertirse en un intenso tiroteo con armas ligeras y medianas.
Los muertos fueron identificados como un miembro de una tribu libanesa y un hombre sirio. Como represalia, se incendió un edificio que contenía un supermercado.
La situación permaneció tensa durante horas, lo que llevó al ejército libanés a enviar refuerzos militares a Jaldeh para restablecer la calma.
Los vídeos mostraban a personas atacando a los coches que pasaban por la carretera de Jaldeh.
El Director General de Seguridad Pública, General de División Abbas Ibrahim, medió en las conversaciones entre Hezbolá y el Movimiento del Futuro para retirar a los militantes de la calle.
La Unión de Tribus Árabes del Líbano pidió “a la dirección del ejército y a los dirigentes de los servicios de seguridad que intervengan para detener los enfrentamientos en Jaldeh”.
La Unión dijo que responsabilizaba de la escalada al liderazgo político de Hezbolá y al Movimiento Amal, ambos partidos chiítas.
Advirtió que “las zonas tribales y las tribus árabes del Líbano no serían un semillero para dirigir sus mensajes políticos y los hacemos responsables de cada gota de sangre que caiga de las tribus”.
La Unión acusó a los grupos de operar al margen de la ley y de actuar contra el Estado y sus instituciones.
El Movimiento del Futuro, dirigido por el ex Primer Ministro suní Saad Hariri, dijo que los combates eran el resultado de “armas intrusas y provocaciones inútiles”.
El partido exigió que el ejército y las fuerzas de seguridad restablecieran la seguridad en la zona y arrestaran a “los agresores”.
En la declaración se pedía a las tribus árabes de Jaldeh que ejercieran la “máxima moderación” y trabajaran para calmar las cosas mientras cooperaban con las fuerzas de seguridad.
Más tarde, por la noche, las tensiones se habían trasladado a Beirut en medio de la preocupación de que grupos rivales pudieran reunirse en los suburbios del sur de la ciudad, dominados por Hezbolá, y en la autopista que une Beirut con el sur del Líbano.